Medidas excepcionales para tiempos excepcionales. La Conselleria de Sanidad ha querido adelantarse al avance de la pandemia y tenerlo todo preparado por si el coronavirus llega a poner en jaque el sistema sanitario valenciano con un decreto ley de medidas nunca vistas y que pasan desde «apropiarse» de espacios sanitarios y locales privados hasta reducir el tiempo de descanso de los profesionales sanitarios o repescar a los jubilados.

Así, el Consell aprobó ayer un decreto que autoriza poner a disposición de la sanidad pública valenciana centros sanitarios privados o de otras Administraciones (diputaciones, ayuntamientos) o de mutuas o incluso habilitar espacios, tanto públicos como privados, por si hiciera falta llegar a montar consultas, aislar a personas o atenderlas, por ejemplo, en grandes espacios u hoteles, algo que ya se ha previsto en Madrid.

El decreto de medidas extraordinarias habilita a la conselleria para hacerlo, además, «durante el tiempo que sea necesario» y no necesariamente con acuerdo con los propietarios privados ya que, de ser necesario, se podría llegar por la vía de la autorización judicial. Esta opción parece que, al menos por ahora, no será necesaria con los hospitales privados.

La consellera de Sanidad, Ana Barceló, adelantó ayer que se había reunido con los responsables de 24 hospitales y centros privados de la Comunitat Valenciana y que a la llamada a la «colaboración estrecha» que había lanzado había recibido la «voluntad de colaborar» por parte del sector privado.

Con estas dos primeras medidas se consigue garantizar que, ante un posible colapso de los hospitales (que se está viendo ya en las UCI de los hospitales madrileños) se podría contar con las unidades de hospitales privados o incluso hoteles para conseguir aislar a personas que, por sus circunstancias, no pudieran hacerlo en casa. A día de hoy, de los 148 casos activos en la C. Valenciana (tras los nuevos 52 positivos declarados ayer), poner en marcha esta «incautación» de locales parece lejana ya que solo hay 31 personas ingresadas por coronavirus en las tres provincias (dos de ellas graves) y la mitad de afectados, 69 están en sus casas aunque la situación puede variar con los días.

Jubilados y estudiantes

Para garantizar no solo el espacio sino el personal, Sanidad modifica su marco de normas con respecto a los trabajadores. Estos podrán ser requeridos para asistir en otro lugar distinto a donde están destinados e incluso en categorías distintas, según las necesidades.

Además, se podrá hacer que personas que, por su edad, ya no hacen guardias vuelvan a hacerlas o anular las autorizaciones para hacer otros trabajos y se prevén formas de evitar la tan temida falta de profesionales en algunas especialidades que van a ser claves en las próximas semanas. Así, los médicos y enfermeros menores de 70 años podrán volver «voluntariamente» al trabajo; se podrá nombrar para puestos que necesitan especialización a médicos que no hayan pasado por la residencia y que, por lo tanto, no son facultativos especialistas e, incluso, se podrá contratar a estudiantes de medicina y enfermería de último año, siempre que trabajen de forma supervisada.

Son formas de evitar que, como ha pasado hasta ahora, los más de 1.000 refuerzos ya previstos por la administración (además de las bajas que ya se estén cubriendo) se queden en el aire ante la falta de, por ejemplo, médicos de Atención Primaria.

La medida que menos ha gustado a los sindicatos, que fueron ayer informados del decreto, ha sido la más extrema, aquella que según aseguran no se ha tomado ni siquiera en Madrid. Es la suspensión de la norma de jornadas de trabajo y descanso que deja en manos de la administración el revocar las reducciones de jornada, por ejemplo, o reducir, si fuera necesario, los descansos de los facultativos aunque garantizando que a la semana las horas de descanso no bajen de 70 horas con un promedio de descanso entre días de trabajo de 10 horas.

Según CC OO, esto supondrá jornadas semanales de 98 horas, algo que, en opinión del sindicato puede llegar a ser contraproducente por el riesgo de estrés en la plantilla y de comisión de errores ya que no se respetan siquiera los descansos «mínimos» de las directivas europeas.

Por último, Sanidad ha incluido en el decreto medidas ya esperadas como suspender o aplazar las operaciones programadas no urgentes y las consultas externas y pruebas diagnósticas que no fueran preferentes, medida que empezó a aplicarse ayer mismo.