Junto a los profesionales sanitarios, los trabajadores de supermercados se han convertido en los héroes de la alerta sanitaria por el Covid-19. Eso les ha obligado a vivir escenas de tensión desde sus puestos de trabajo, pese a que «hay comida de sobra». «No debemos hacer caso a la psicosis. Tengo más miedo de la actitud de la gente que del propio virus. Ver cómo compran algunas personas ha sido una de las cosas más impactantes que he vivido», relataba ayer Fran, trabajador del área de panadería de un supermercado. «Cuando ocurrió el repunte de casos esta semana, esperaba que la gente comprara un poco más de lo habitual, pero no esto». Fran confiesa que ayer el papel higiénico se agotó a las 9.07 horas. En tan solo 7 minutos las decenas de personas que esperaban a las puertas del establecimiento arrasaron con él. «Lo recuerdo bien porque el día anterior se agotó a las 9.18 horas».

La carne, el pescado, el arroz, el pan, la leche... Todo agotado desde por la mañana. «Cuando no queda arroz bomba, la gente se va al basmati; y cuando no quedan macarrones, la gente recurre a la pasta sin gluten. No compran con cabeza. A mí, un cliente me ha llegado a decir: '¡No reponéis!' Claro que reponemos, pero si un cliente decide llevarse 25 pollos, como sucedió en un supermercado de mi empresa, ¿qué hacemos?».

Pablo, otro trabajador de supermercado, asegura que tanto él como sus compañeros intentan calmar a los clientes, pero muchos no son capaces de escuchar. «Cuando entran de golpe no podemos hacer nada. A las 8.15 ya había cola para entrar. Pienso que esto ha ido contagiándose. La gente que ha seguido comprando con normalidad, al ver que había algunos que adquirían productos en grandes cantidades, le ha entrado miedo por quedarse sin nada. Es absurdo», reflexiona Pablo, encargado de entregar la compra a domicilio, uno de los servicios más demandados estos días.

Algunos trabajadores se han visto obligados a controlar el aforo de los establecimientos desde el jueves. Por ejemplo, en los Mercadona de Canet d'En Berenguer o l'Eliana, los clientes tuvieron que entrar de 20 en 20 en Mercadona, haciendo caso a las indicaciones de los trabajadores. Y en Mislata, también en Mercadona, los empleados tuvieron que hacer un cordón de seguridad ante el mostrador de carne.

En València, el Lidle del barrio de Tres Forques se vio obligado a cerrar a mediodía, a la espera de la llegada de un nuevo camión de suministros. Un seguridad impidió el paso a los clientes.

Por otro lado, según la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte, empresas como Mercadona han tenido que contratar servicios de transporte adicionales para abastecer a los supermercados.

La alarma de la población también se ha notado en tiendas de animales y en estancos, donde se han visto colas desde el pasado viernes.

Pese a las escenas de tensión y el egoísmo de algunos compradores, ha habido iniciativas solidarias, como la que ha lanzado el Ayuntamiento de Silla. El municipio de l'Horta Sud ha habilitado un teléfono al servicio de las personas mayores sin familiares cercanos que necesitan ayuda para realizar la compra, ya que no es recomendable que los colectivos vulnerables salgan al exterior.

Abastecimiento garantizado

El abastecimiento de alimentos está asegurado. Así lo transmitió ayer el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, después de reunirse con la distribución minorista en la Comunitat Valenciana. «No tiene sentido hacer acopio más allá de lo normal y no hay ningún motivo para ello porque hay garantía de suministro», recalcó. El presidente pidió responsabilidad y serenidad en unos momentos difíciles en los que no sirve tener una actitud «frenética» porque lo único que puede traer son «consecuencias negativas».

En el mismo sentido, el director de Asociación de Supermercados de la Comunitat (Asucova), Pedro Reig, hizo un llamamiento a la tranquilidad y a la compra responsable ya que el sistema logístico permite el aprovisionamiento diario, aunque eventualmente en determinados momentos y categorías dentro del incremento del consumo general que se está dando y en supermercados concretos se puede producir alguna falta. En cuanto a la venta online, señaló que cada empresa puede tomar sus medidas al respecto pero no se espera ninguna restricción ya que el crecimiento de los pedidos por internet está «dentro de las previsiones».

El alcalde de València, Joan Ribó, también hizo un llamamiento al «consumo responsable» y aseguró que «el abastecimiento de Mercavalència y de todos los mercados municipales está plenamente garantizado».