Enguera posee un término municipal extenso, con una superficie de 240,3 km2, y es el tercero de la provincia de Valencia, tras Requena y Ayora. Está ubicado en el sector meridional de la comarca de la Canal de Navarrés, de la que es su capital, y su población actual es de unos 4.800 habitantes. En el extremo oriental del municipio se sitúa la Vall o la Redonda, con el núcleo urbano a 318 m s.n.m., en la vertiente septentrional de la sierra Plana. La Vall es una depresión surcada por el río Mínguez en la parte más fértil del término, recubierta por materiales sedimentarios cuaternarios y donde se concentra la mayor parte de las tierras agrícolas. El resto presenta un relieve montañoso de naturaleza calcárea, con numerosos caseríos y aldeas como la de Benali o Navalón. Se trata de un paisaje dominado por una superficie forestal de bosques y de garriga.

Un enclave en las estribaciones meridionales del Macizo del Caroig

En el término de Enguera confluyen la cordillera Ibérica y la Bética, concretamente el Prebético, que dan lugar a un territorio muy accidentado. Se localiza en el borde meridional de la plataforma del Caroig. La sierra de Enguera y especialmente la sierra de la Plana pueden considerarse como contrafuertes béticos, al estar formados sobre plegamientos y fallas de orientación SO-NE en los materiales carbonatados del Cretácico, aunque en algunos lugares coexistan rasgos de ambas direcciones. La abundancia de calizas, dolomías y margas cretácicas y el desarrollo de una red hidrográfica han dado lugar a la existencia de una gran cantidad de grutas de origen kárstico. Enguera es un espacio idóneo para la práctica espeleológica, ya que existen unas 200 cavidades entre abrigos, cuevas, simas, minas, pozos, sumideros y surgencias.

Un término municipal protegido

Los espacios naturales protegidos ocupan tres cuartas partes del municipio enguerino. En su territorio se localizan el Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Conservación (ZEC) de la sierra de Enguera y la Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA) de la sierra de Martés-Muela de Cortes. Además, alberga tres Parajes Naturales Municipales: la umbría La Plana (426,28 ha), que incluye el castillo de origen musulmán y el poblado ibero de Cerro Lucena; el de los barrancos Carrasca-Gatillo (374,17 ha), que dispone de los abrigos de la Carrasca y del Gatillo, las cuevas de Dos Bocas y de la Teresa, y el poblado ibero de El Gatillo; y el barranco de la Hoz (1.009 ha), cuyos elementos principales son el cerro Sancho, la Ventana de la Hoz, la Cova Santa y las pinturas rupestres del Charco de la Pregunta. Enguera también posee las microrreservas de flora de los Altos de Enguera (1,04 ha), el Barranco de la Rosa (6,7 ha) y El Chorrillo (17,7 ha).

Una historia prolongada a lo largo del tiempo

El término de Enguera alberga numerosas cavidades prehistóricas y restos de asentamientos humanos. Existen varias muestras de pinturas rupestres neolíticas, como las del barranco de Benacancil, la cueva del Chorro, el río Grande y el barranco de Toro. Los yacimientos de la Edad del Bronce son abundantes. Existen dos necrópolis, la cueva de la Carrasquilla y la cueva de las Maravillas, de los Muertos o de las Calaveras y el poblado de El Castillarejo.

Se han localizado 21 yacimientos iberos en Enguera. El más destacado es el poblado del Cerro Lucena, que supera las 5 ha de extensión. En la época de dominación árabe se formó el núcleo de población de Enguera y se construyó el castillo en un cerro próximo. En la sierra de Enguera se establecieron varias alquerías musulmanas (Benali, Benamil, Benalaz, Benacancil, Albalat, Benigüengo, Benicaez, etc.), que originaron un habitat disperso. El castillo de Enguera fue edificado probablemente a finales del siglo XI y se finalizó en la primera mitad del siglo XII, en el periodo almorávide. Estuvo plenamente operativo al menos hasta el último cuarto del siglo XV. Se vio afectado por el terremoto de 1748.

En la reconquista cristiana Enguera pertenecía a la zona de expansión aragonesa, como consecuencia de los tratados de Tudilén de 1151 y Cazorla de 1179. Sin embargo, las tropas castellanas de Pedro Núñez de Guzmán la conquistaron a los musulmanes en febrero de 1244. Después de la firma del Tratado de Almizra en Campo de Mirra el 26 de marzo de 1244 Enguera pasa a formar parte del reino de Aragón. La villa de Enguera fue repoblada rápidamente por cristianos viejos, por lo que la primitiva estructura urbana musulmana se halla muy difuminada. La parte más antigua se identifica con el barrio situado al sur de la actual iglesia arciprestal. En el siglo XI se construyó un puente y una calzada medieval para superar el barranco de la Mota y conectar el castillo con la villa. La iglesia arciprestal de San Miguel Arcángel es de estilo herreriano y fue edificada a instancias de Juan de Ribera. Comenzó a construirse a finales del siglo XVI y su obra finalizó en 1647.

Enguera, tierra de secano

En el municipio existen más de un centenar de caseríos y masías diseminadas, en lo que conforma el hábitat disperso característico de la sierra de Enguera. Tuvieron una cierta densidad, y aunque algunas datan de la Edad Media la mayoría están deshabitadas actualmente. La arquitectura rural autóctona se complementa con los cucos, construcciones propias de la sierra de Enguera. Son edificaciones de uso agrario, de mampostería en seco, íntimamente ligadas al medio rural, alejadas del núcleo urbano. Servían de refugio o como improvisada vivienda cuando los desplazamientos y las distancias no permitían el regreso al hogar en épocas de siega o siembra. Existen 48 cucos catalogados en la sierra de Enguera y se ha efectuado una ruta que discurre por algunos de ellos.

Las limitaciones que impone la topografía dieron lugar a una agricultura de secano, en la que la disponibilidad de terrenos agrícolas es escasa. En la actualidad se cultivan unas 2.600 ha, de las cuales sólo 500 son de regadío. El principal cultivo es el olivo, que ocupa unas 2.000 ha. La tradición en la elaboración de aceite tiene varios siglos de antigüedad, por lo que siempre han existido varias almazaras.

La industria textil y los paños enguerinos

La base económica de Enguera ha sido tradicionalmente la manufactura textil. Se introdujo a mediados del siglo XVI, aunque el principal despegue se produjo a mediados del siglo XVIII, cuando el conde de Puñoenrostro consigue una serie de privilegios para los paños de la Real Fábrica de Enguera, mediante la Real Cédula de 1739. En 1850 se instalaron los primeros artefactos de cardar e hilar y se adquirió un vapor de 50 caballos para evitar la dependencia de los edificios hidráulicos de Estubeny y Anna, que se vieron dañados por fuertes avenidas. En 1866 se inaugura el Vapor San Jaime, que es una instalación fabril que utilizaba la fuerza motriz del vapor para superar las dificultades en el suministro de energía hidráulica. El edificio se emplaza a las afueras del núcleo urbano enguerino y cuenta con dos chimeneas exteriores. A finales del XIX el municipio se convierte en un enclave textil a escala regional. En la actualidad, y a consecuencia de las sucesivas crisis del sector en el siglo XX, la importancia del textil en el municipio es residual.