De vivir una semana en la que varios establecimientos hoteleros de la playa de Gandia tenían previsto abrir sus puertas, coincidiendo con las fiestas falleras y la próxima Semana Santa, y arrancar la temporada turística, se ha pasado justo a lo contrario. En los últimos días los hoteles que ya habían abierto han echado el cierre. El último, el Bayrén, un símbolo del turismo de Gandia situado en la primera línea de la playa.

A la cancelación, obligatoria, de todas las reservas que se habían realizado para los próximos días se ha unido el regreso a casa de los que ya estaban aquí, la mayoría de ellos adelantando el fin de su estancia.

Como la crisis generada por la pandemia, el cierre de todos los hoteles tampoco tiene precedentes recientes en Gandia, una de las ciudades más turísticas de la Comunitat Valenciana, si bien representantes de las empresas de esos establecimientos señalaban ayer a este periódico que hace días que tenían claro que eso iba a ocurrir, y añaden que, sin minimizar el daño causado, lo peor es que cierra todo sin saber cuándo podrán retomar la actividad.

También en Oliva han cerrado los hoteles, entre ellos, anteayer el Oliva Nova Golf Resort, otro símbolo del turismo en la Safor, que, según señalaban ayer sus responsables, se encontraban al 75% de sus capacidad y que alojaba a numerosos participantes en las pruebas hípicas de carácter internacional que se iban a celebrar y que han quedado suspendidas.

Eso en cuanto a hoteles de naturaleza turística situados en las playas, porque en la ciudad de Gandia lo que va a producirse es justo lo contrario. El hotel Borgia, situado junto a la plaza de Espanya, ha estado cerrado los últimos días pero abrirá el lunes con la intención de ofrecer un «servicio público» a la ciudad. El responsable de este establecimiento señala que son muchas las personas que, por trabajo u otras necesidades contempladas en el Estado de Alerta decretado por el Gobierno, tienen que viajar y quedarse en Gandia. También para personas, como víctimas de delitos, que tengan que abandonar obligatoriamente sus hogares.

En lo que respecta a los cámpings, sector del que Oliva es un referente en la Comunitat Valenciana, hasta el domingo registraban un buen nivel de ocupación, pero los clientes, casi todos extranjeros, han tomado camino de regreso a casa. Quienes aún están allí mantienen el régimen de aislamiento, confinados en sus parcelas, usando las caravanas o los bungalós como vivienda, y únicamente abandonan el lugar para aprovisionarse de medicamentos, comida y otros productos de primera necesidad.