Poco a poco, miles de turistas van abandonando escalonadamente la Comunitat Valenciana, en un operación de repatriación en la que el aeropuerto de Alicante-Elche se ha convertido en una pieza estratégica como lo demuestra el hecho de que desde ayer se haya desplegado en la terminal la Unidad Militar de Emergencias (UME) para mantener el orden y en labores de desinfección.

El primer país que ha pedido a sus ciudadanos que vuelvan es Noruega y ayer despegó un Boeing 787-9 Dreamliner enviado por la compañía Norwegian con capacidad para 344 pasajeros y destino Oslo. Norwegian está trabajando para implementar soluciones similares en otras rutas. La imagen del aeropuerto es casi apocalíptica con miles de pasajeros en busca el mostrador para facturar los equipajes y autobuses trayendo turistas contínuamente.

El golpe al sector turístico de la Comunitat Valenciana es hoy incalculable, tanto en cifras como en imagen reputacional. José María Caballé, presidente de la cadena Servigroup, insiste en que «es necesario un cierre ordenado, tanto porque las condiciones no son las ideales, como por el compromiso que tenemos con nuestros clientes».

Por su parte, los trabajadores del aeropuerto denuncian que la gente sigue saliendo y entrando del país en plena pandemia, aglomeraciones, descontrol, y empleados asustados que lo único que quieren es encerrarse en casa y esperar que todo pase.