Son alrededor de las doce del mediodía del pasado jueves. Los rumores de suspensiones masivas de espectáculos y citas deportivas son imparables. Esa tarde, a las ocho y media, el San Petersburg Festival Ballet con la música en directo de la Olympic Symphony Orquestra representa en el Gran Teatre de Xàtiva El lago de los cines, de gira por toda la Comunitat Valenciana. Todas las entradas están agotadas. Levante-EMV pregunta a esa hora si la representación sigue en pie. Y la respuesta es que, en principio, sí. A las cinco de la tarde el consistorio hace llegar por todos sus medios que la función ha sido suspendida.

Es una más de las cientos, miles de citas fulminadas por el avance del coronavirus. Pero en el caso de Xàtiva da una idea del impacto de estas suspensiones puesto que la capital de la Costera posee una densa programación cultural. Y es que el estado de alarma decretado el sábado y las medidas de confinamientos acaban, también, con hasta tres certámenes en marcha. Por otro lado, en el Gran Teatre, este diario era testigo de otro drama: el de los técnicos y artistas de la compañía rusa. Sus caras son un poema. No solo se suspende unas pocas horas antes su ballet: el goteo de anulaciones (dos días después, en Castellón) es incesante. Están en España, muy lejos de su país, y de repente se trunca una colección de actuaciones y el grifo de los ingresos se corta de raíz. Los mozos retiran los decorados y los introducen en sus grandes furgones. «¿Dónde vamos ahora? Ni lo sabemos», dice uno de ellos. No han decido si se quedan en Xàtiva, se buscan la vida en grupo o por libre o tratan de gestionar un vuelo antes que todo se complique.

Dos días antes del que hubiera sido el último acto cultural antes de la pandemia, el Ayuntamiento de Xàtiva indicaba en una nota de prensa que ya no quedaban entradas para El lago de los cisnes ni para el debut en Xàtiva de Lola Herrera el 24 de abril, con la mítica Cinco horas con Mario. Pero ahora ya nada de eso importa. Del resto de citas, ni se sabe. Están las que se suspenden sin paliativos, las que se aplazan (sin fecha) o las que se mantienen en el calendario para mayo o junio con la esperanza de que todo haya pasado y no sea necesario reubicarlas, entre ellas Viejo amigo Cicerón, de Josep Maria Pou. En nada se iba a activar la venta de localidades para Nits al Castell, festival que este año junta en un recital a Botifarra con el gaitero Carlos Núñez y en el que actúa también Víctor Manuel.

Reajustarlo si todo va bien

Pero, además, están las convocatorias que han quedado partidas por la mitad. El sábado día 7 el Conservatorio Luis Milán albergaba la cuarta y última jornada de audiciones del XIX Concurs de Joves Intèrprets Ciutat de Xàtiva, en la modalidad de piano. Al menos a eso se pudo llegar. Pero el concierto de clausura con la actuación de los vencedores cae. Como ha caído también el Ballem 2020, un certamen anual de danza. Así como La Pasión, prevista para el día 29 o las actuaciones de marzo y abril del IncrescendoFest, que lleva la música clásica a espacios históricos de la ciudad como el convento de Santa Clara. La programación depende de varias concejalías distintas. Pero fuentes municipales han asegurado que se hará «un gran esfuerzo» para «reubicar todas las que se pueda y si esto acaba pronto, recuperarlas todas».