Ayer fue su santo y mañana será su cumpleaños: 60 primaveras. Pero Pep Gimeno «Botifarra» no está para celebraciones. Como media España, el hiperactivo cantaor pasa los días confinado en su casa de Xàtiva y, cuando se le pregunta por cómo lo lleva, no duda en reconocer que «mal». No es una excepción, pero el encierro se hace especialmente cuesta arriba para alguien como él, acostumbrado a no «parar quieto» y a saltar continuamente de escenario en escenario. Su habitual agenda frenética, sin ni un solo mes de descanso, se ha congelado. Solo en 2019 dio 73 recitales y para 2020 tiene más de una treintena concertados. De momento, ya ha cancelado tres actuaciones programadas entre marzo y abril. «En los sesenta años que tengo esto no lo había conocido nunca», apunta a Levante-EMV. Botifarra no tiene teléfono móvil. Su voz suena más decaída de lo normal en los mensajes de audio que traslada a este diario a través de su representante, grabados por su familia, con la que pasa el aislamiento. Sus respuestas son cortas y algo alejadas de la labia y del humor que lo caracterizan, una muestra de cómo está pasando factura la situación de emergencia a los estados de ánimo. Lo único que se puede hacer ahora, recalca el artista, es «agradecer mucho» al personal sanitario y a «muchísima otra gente» que está trabajando para combatir el avance de la pandemia. El resto es secundario. «Los conciertos son el pan nuestro de cada día, pero que se suspendan lo encuentro normal», observa.

Botifarra lleva desde 1976 recopilando y adaptando canciones inscritas en la tradición oral valenciana y el virus no le impide seguir embarcado en su particular e inacabable empresa. Eso sí, momentáneamente se ha apuntado a eso del «teletrabajo» y aprovecha para adelantar faena atrasada. «Lo que hago es estar en casa, sacar todas las grabaciones que he ido guardando durante muchos años e ir pasándolas una a una como se puede», resume. Para distraer la mente, el resto del tiempo lo transcurre viendo algún documental y leyendo. La cultura como tabla de salvación. A sus seguidores, Botifarra les lanza un mensaje de ánimo y paciencia. «Cuando pase esto nos volveremos a ver otra vez en primera línea, haciendo lo que he hecho toda la vida; espero que estén todos bien». El cantaor mantiene su sentido del humor y su activismo social. «Hay quien tiene muchos millones: que se los guarde y los tenga en samorra», ironiza.