Los pescadores valencianos están saliendo a la mar. Aunque no todos. Los precios de las capturas de gambas, lenguados, jureles, sepias y caballas, entre otras especies de la costa mediterránea, están por los suelos ante la caída de la demanda en uno de sus principales canales de venta: bares y restaurantes. «Es muy difícil y, desde luego poco rentable para los marineros salir así a faenar», lamenta el presidente de la Cofradía de Pescadores de Cullera, Vicente Pérez Crespo. Las de València y Castelló han decidido mantener en puerto sus barcos. Los hombres de la mar reconocen que en «pocos días» podrían dejar de salir a pescar si no repuntan los pedidos. «Los precios han caído entre un 50 % y un 60 %. Sin duda, resulta difícil mantener la rentabilidad», sostiene el patrón mayor de Cullera. El amarre de barcos en esa cofradía, que aglutina 14 embarcaciones de arrastre y un centenar de marineros, podría ser «total» a partir de la próxima semana, explica Pérez Crespo. «¡Y aún dicen que el pescado es caro!», lamenta el dirigente de los pecadores del citado emplazamiento marítimo de La Ribera Baixa. El sector pesquero de la C. Valenciana -sin contar la actividad de acuicultura- agrupa 555 barcos y emplea a unos 2.000 tripulantes.