La situación en las residencias de ancianos es cada día peor y una muestra de ello es el hallazgo de varios cadáveres en sus camas conviviendo con el resto de mayores realizado por soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que llevan a cabo labores de desifección del Ministerio de Defensa. Este hecho apunta a no ser más que la punta del iceberg y no es necesariamente responsabilidad de los geriátricos. Empresarios y trabajadores del sector denuncian que muchas funerarias están colapsadas y tardan en recojer los cuerpos, mientras que a los enfermos en situación más crítica las ambulancias ya no los trasladan a los hospitales.

La llamada de alerta la lanzó la ministra de Defensa, Margarita Robles, al declarar en televisión: «El Ejército ha podido ver a ancianos y mayores abandonados, cuando no muertos, en sus camas. Vamos a ser implacables y contundentes». Fuentes militares apuntaron a Europa Press que se han encontrado «al menos dos casos» en dos residencias diferentes. La UME está llevando cabo labores de desinfección en 73 residencias de toda España, 14 de ellas en la Comunidad de Madrid, donde se concentra el mayor número muertes. El Gobierno insiste en que están enviando incluso patrullas de la Guardia Civil a controlar que todo se haga correctamente en estos centros y la Fiscalía ha anunciado que abrirá diligencias por si hubiera delito en el caso de los cadáveres.

Más de 33.000 contagios

Mientras, la evolución de la epidemia en España dejaba ayer dos noticias, una funesta y otra que, aunque aún ofrece dudas, permite vislumbrar un halo de esperanza. En el lado más negativo, el número de muertos se ha incrementado un 26 %, lo que supone 462 muertos en un solo día, el crecimiento bruto más alto hasta la fecha, que no llega aún a las cifras registradas en Italia en los últimos días, pero se le acerca cada vez más. España ya supera los 2.000 decesos, en concreto 2.182 en el balance que el Ministerio de Sanidad facilitó al mediodía.

A su vez, el número de contagiados ha crecido en 4.517 personas en 24 horas, hasta los 33.089 infectados, sin contar con todos los casos leves y aún sin diagnosticar. Si bien, en términos porcentuales, supone un crecimiento del 15,8 %, frente a aumentos del 25 % registrados días atrás. El menor incremento porcentual (que también se registró el domingo) puede deberse a un retraso en las notificaciones, como ya sucedió el fin de semana pasado, o a que la tendencia al alza se esté «suavizando» gracias a las medidas de aislamiento.

En cualquier caso, en palabras del director del centro de alertas, Fernando Simón, «aún no se pueden lanzar las campanas al vuelo» y conviene estar atento a la tendencia futura. De hecho, el experto reconoce que «todavía no hay certeza de que se haya llegado al pico» de la curva de nuevos contagios, que se alcanzará «probablemente a lo largo de esta semana». Y esta meta, según subrayó a su vez el ministro de Sanidad, Salvador Illa, «no significa resolver el problema» si no alcanzar el primer objetivo, «doblegar la curva», para luego pasar a una fase de mayor control y finalmente de erradicación del virus.

Para ello, el ministro volvió a descartar endurecer las medidas de confinamiento, como piden prestigiosos científicos y algunas autonomías, pero también dejó claro que no se va a dar «ningún paso atrás» en ese sentido. En la misma línea, Simón avisó de que «relajar las medidas antes de tiempo puede implicar segundas olas y podría tener un impacto mayor el invierno que viene».

El número de pacientes en UCI aumentó en 570 personas hasta los 2.355 pacientes. Según Simón, el uso de UCI está por debajo de las previsiones, lo que podría provocar una menor saturación.