Centrados ahora en la urgencia del Covid-19, los especialistas sanitarios de la Comunitat Valenciana llevan días ya atendiendo a centenares de enfermos crónicos por teléfono. En la mayoría de ocasiones primero llega la llamada del propio médico y después el mensaje SMS advirtiendo de la «reprogramación de la cita» o que esta se realizará «vía telefónica». Se trata de aliviar el duro día a día de los profesionales, ahora redirigidos a guardias hospitalarias, servicios de urgencias o intervenciones prioritarias. Pero también se busca el «blindaje» de aquellos pacientes a los que no conviene exponer a posibles focos de contagio como estos días pueden ser los centros médicos.

Varios departamentos del hospital La Fe llevan desde la semana pasada con este modus operandi. «Señora M. le llamamos porque tenía usted una cita programada para el día 20 pero vamos a atenderle por este canal si no le importa». Así empieza la consulta a distancia. En este caso no es la doctora que figura en los papeles de la paciente. Es otro miembro del servicio de Reumatología. Explica cómo han ido las analíticas, todo bien, insiste varias veces y le aconseja que siga tomando la medicación habitual. La de todos los días, para después recomendar que en la medida de lo posible se abstenga de salir de casa y extreme las precauciones.

Revisiones aplazadas

La misma pauta se sigue desde la unidad de enfermedad inflamatoria intestinal. Las revisiones periódicas se dejan para más adelante. En este caso es la propia doctora la que se encarga de llamar a los pacientes a los que tiene desde hace años. La consulta, aunque prevista hace meses, era para este martes 24 de marzo. El pasado viernes, sin embargo, inicia una serie de conversaciones que además tienen un fin terapéutico. Pregunta cómo va todo, recuerda que hay que ser más cauto que nunca y como los dolores articulares de M. no mejoran pauta un aumento de la dosis del tratamiento diario. Todo lo enviará por correo electrónico, con la nueva receta y algunas analíticas para dentro de unos meses.

Enfermedades autoinmunes

Los pacientes con enfermedades autoinmunes como pueden ser la colitis ulcerosa o el crohn, con abundante carga de fármacos inmunosupresores, no pueden abandonar la medicación. Aunque el miedo a contraer el Covid-19 es enorme, dejar por unas semanas la medicación puede desembocar en un brote con consecuencias mayores. De ahí este frente que ahora también se ha abierto desde la Sanidad pública para que muchos de sus crónicos, la mayoría gente mayor, pero también muy joven no descuide ninguna toma. Diabéticos, asmáticos, oncológicos o aquellos que por diversas dolencias llevan una pauta diaria de tratamientos inmunosupresores es mejor que se queden en casa. Más si cabe que el resto de la población.