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El Cristo de la Vida "vuelve" 135 años después

Las familias cuelgan en su balcón los tapices de la imagen que ya "acabó" con el cólera en el s. XIX

El Cristo de la Vida "vuelve" 135 años después

Los balcones son utilizados por la ciudadanía desde que se decretó el estado de alarma para salir a dar aplausos en homenaje al trabajo de los sanitarios, para tocar música o para dar caceroladas a ciertas horas del día siguiendo convocatorias a través de las redes sociales. Sin embargo, en la población de Massanassa, en l'Horta Sud, numerosas familias han optado por colgar en sus balcones un tapiz con la imagen del Santísimo Cristo de la Vida. Un acto de fé pero que también tiene fundamente histórico pues no es la primera vez que se usa a esta imagen para pedir que se acabe una epidemia en la localidad.

Dos fueron las grandes epidemias de cólera que afectaron a Massanassa en la segunda mitad del siglo XIX. La de 1865 fue muy cruenta pero más lo fue la de 1885 ya, que sembró de cadáveres toda la zona. Por ello, el pueblo sacó en procesión la imagen del Cristo implorando el fin del contagio y se dice que recibieron esa gracia un 24 de Junio, día de San Juan, con el cese de la epidemia. Desde entonces la Procesión del Cristo de la Vida se convierte cada año en un acto emocionante de fervor popular y constituye el fin de la fiestas locales.

Curiosamente, la advocación del Crist de la Vida no era el patrón de Massanassa, lo era San Pedro pescador. Según la documentación municipal, esa imagen del Cristo apareció en el año 1865 tras demolerse una pared en las obras de la iglesia parroquial pero fue destruida en el año 1936 durante la Guerra Civil. La actual y que sale procesión cada 24 de junio es reproducción de la antigua y es obra de José Raga, siendo de un tamaño un poco mayor y sin la Dolorosa a sus pies.

Una historia que es corroborada por Luis, custodio de la imagen dentro de la Cofradía del Cristo de la Vida, que recuerda que «donde más hubo cólera fue en la calle de la Iglesia, y cuando pasaron la imagen por allí dejaron de haber muertes y pasó a llamarse calle de la Resurrección», recuerda.

«La gente ha recurrido al Cristo de la Vida como aquella vez. Miras los balcones y están llenos de tapices como cuando se procesiona la imagen por las calles de Massanassa durante el 24 de junio, que es el día de Sant Joan pero que se usa para venerar al Cristo de la Vida en recuerdo a esa epidemia de cólera», señala Paco Comes, quien recuerda que además de la procesión que cierra las Fiestas mayores cada 24 de junio, también cada 25 años «los vecinos decoran las calles con diferentes ornamentos y sacan de nuevo al Cristo de la Vida y durante varios días pasa por todas las calles de Massanassa, para mostrale su devoción y le cantan la novena para venerarle».

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