A la escasez de material de protección y la falta de personal en las residencias donde se han detectado brotes por coronavirus, se suma el desánimo generalizado de sus residentes, tanto los que permanecen aislados en sus habitaciones como los que están supuestamente sanos o han dado negativo en los test de detección del Covid-19.

Para tratar de combatir este malestar que atraviesan muchos ancianos por no poder ver a sus familiares desde hace días cuando se restringieron todas las visitas en los centros sociosanitarios, algunas residencias, como la de Jardines del Palau de València, están optando por hacer videollamadas de WhatsApp con sus familias, quienes también agradecen poder entablar contacto visual aunque sea a través de la pantalla de un teléfono.

«No estamos tranquilos, tienes que confiar en lo que te dicen, pero antes iba a verla casi todos los días, y solo con mirarla sabía lo que le pasaba», explica Inma, cuya hermana pequeña, con síndrome de Down y a la que ha cuidado durante años como a una hija, está ingresada en dicha residencia de València.

«Estamos trabajando sin medios», asegura el personal de este centro donde la escasez de material llega a hasta tal punto que el domingo una vecina les bajó con una cuerda por el deslunado una bolsa con mascarillas. «Toda ayuda es bien recibida».