La Policía está centrada en un único objetivo: hacer que se cumpla el decreto de alarma y lograr reducir a cero las salidas de casa de quienes no lo hacen bajo el amparo de alguna de las escasas excepciones que contempla la actual situación -trabajar, comprar bienes imprescindibles o cuidar de menores, mayores o discapaces-. O asuntos graves y urgentes.

El nuevo marco policial y judicial se palpa en cifras: durante los primeros 8 días de alarma, desde la medianoche al 15, cuando entró en vigor el decreto, hasta la medianoche del domingo pasado, los jueces de Instrucción de València que estuvieron en ese tiempo de guardia únicamente recibieron 40 detenidos. Y el principal delito por el que los arrestados acabaron ante el juez fue, obviamente, el de desobediencia, en aplicación del decreto de alarma.

En condiciones normales, los juzgados atienden una media diaria de 10 detenidos, esto es, 80 en el periodo citado. Eso, como mínimo, ya que hay guardias -las de los dos domingos y los lunes, donde se acumulan los delitos derivados de peleas de fin de semana y las alcoholemias- en las que el número de arrestados puede llegar con facilidad a la cifra de 15.

De hecho, en estos ocho días la Policía no ha presentado a un solo detenido por alcoholemia. Y ha habido guardias con apenas uno o dos detenidos.

Eso sí, el aumento de arrestos, sobre todo por desobediencia, comenzó a mediados de esa semana, cuando Interior vio que se le iba de las manos el confinamiento de la población y ordenó a sus agentes entrar en la fase de 'tolerancia cero'. De hecho, entre la Guardia Civil y la Policía Nacional han detenido en toda la provincia de València a 49 personas desde el día 15.

De los 40 arrestados en València ciudad, al menos 16 lo fueron por desobediencia, la mayoría en el tramo final de la semana, después de que Interior ordenase a sus agentes mano dura en los casos de reiteración o enfrentamiento grave con el policía.

De hecho, fue el juez que estuvo de guardia el domingo quien más desobediencias atendió: 9. Son los detenidos durante el sábado, cuando la Policía Nacional y la Local cerraron las salidas de València con decenas de controles para evitar escapadas de fin de semana. La mayoría de los que fueron pillados en ese quebrantamiento del estado de alarma se fueron a su casa con una denuncia, pero ninguno acabó arrestado, una medida muy restrictiva que solo se aplica si el interpelado insulta o agrede a los agentes u, obviamente, si su presencia en la calle obedece a la comisión de un delito.

Entre estos últimos, por ejemplo, figura un hombre arrestado cuando robaba en un horno a plena luz del día, otro sorprendido rompiendo bancos de un parque público y varios, traficando con droga, sobre todo, marihuana.

Por lo que respecta a los detenidos por desobediencia, destacan una mujer arrestada el sábado pasado cuando una patrulla de la Policía Nacional la sorprendió paseando un perro de peluche en sus brazos y se resistió a regresar a su casa, el vecino de un primer piso al denunciado por salir en varias ocasiones al patio interior (en este caso, se le arrestó por la reiteración) o un hombre que acabó propinando un puñetazo a un agente, por lo que, además de la desobediencia, se llevó la acusación de atentado.