«No había tenido que llevar la cuenta del olvido haciendo una raya diaria en los muros de un calabozo, porque no había pasado un día sin que ocurriera algo que lo hiciera acordarse de ella». En la era digital, de los móviles, de las redes sociales, ningún joven haría hoy la reflexión de Florentino Ariza, el protagonista de la obra de Gabriel García Márquez «El amor en los tiempos del cólera», pero la crisis sanitaria por el coronavirus les puede hacer padecer tanto como a este personaje de ficción por no tener cerca a la persona amada. El confinamiento ha parado la vida de millones de personas, puesto en cuarentena trabajos, actividades de ocio, relaciones familiares, pero también historias de amor, En especial, las de quienes por su juventud aún no se han independizado y viven recluidos en el domicilio familiar. Este diario ha recopilado alguna de estas historias, historias de amor en tiempos de coronavirus.

Ramón y Marian (19 años)

Una historia truncada a los dos

meses de iniciarse

La historia de amor entre Ramón Císcar y Marian es corta y quizás por esa razón el confinamiento les preocupa más que a otras parejas más consolidadas. La historia (narrada por él) comenzó hace dos meses. «Nos conocimos en un pub en València, nos gustamos y empezamos a quedar y funcionaba, pero claro, Dios sabe», cuenta Ramón. No se ven desde el jueves de antes de Fallas e intentan sobrellevarlo hablando por teléfono y viendo películas al mismo tiempo. Como viven en pueblos distintos tienen difícil verse. «Mi madre no me deja y además no se puede», se lamenta.

Nuria y Dani (19 y 21 años)

Tres años de relación y una espera «con filosofía»

Nuria Lleó cumplirá el próximo 19 de julio tres años con su novio Dani Benito. Confía en celebrarlo con él, pero, de momento, prefiere «tomarse con filosofía» este impás. No se ven desde el estado de alarma («es complicado», apunta) y aunque es consciente de que muchas parejas esquivan el confinamiento, cree que hay que ser responsable: «Tenemos opciones, redes sociales, videollamadas. No es lo mismo, pero la situación es extrema». «Antes tampoco nos veíamos todos los días, tenemos nuestro espacio, pero es verdad que los fines de semana se nota», relata. Durante la espera Nuria sigue sus estudios online de Óptica en la Universitat de València: «Tengo perro, bromea, y lo saco a pasear pero como vivimos en pueblos distintos no nos vale».

Víctor y Mariola (17 años)

Nueve meses juntos y un viaje

frustrado a Milán

Todo habría sido distinto para Víctor Sarrià y Mariola Monfort si el coronavirus no hubiera parado el mundo. Para empezar habrían hecho su primer viaje juntos, justo a Milán (Italia) para ver un concierto. Billetes comprados para el día 14 de marzo, que finalmente la realidad acabó cancelando. «Cuando lo compramos no parecía que esto tuviera importancia, nuestros padres empezaron a preocuparse, pero lo íbamos alargando. Fue un chafón, aunque nos devolvieron el dinero», recuerda Víctor, que también suple la distancia con videollamadas. «No es lo mismo, es más frío y tienes más tiempo para aburrirte y darle vueltas», cuenta. «De vernos todos los días (iban a la misma clase) a no vernos nada», se lamenta, aunque confiesa que se vieron un día la semana pasada.

Laura y Adrián (20 años)

La cena del viernes que quedó

pendiente

Laura Vicent y Adrián Aparici llevan año y medio juntos. Hasta el confinamiento se veían tres o cuatro veces a la semana (van a universidades distintas, pero una está situada frente a la otra) y pasaban el fin de semana juntos. No se ven desde hace dos semanas y hasta el último momento no pensaron que eso fuera posible. «Teníamos previsto cenar el viernes, íbamos a vernos y ya no me dejaron. Me enfadé mucho porque pensé que no era para tanto. Él también flipó, lo veía una tontería». La cita no se produjo, ni en un restaurante (primera opción) ni en casa de ella. Donde no llegó el decreto de alarma llegó la oposición familiar. Como a otras parejas, la distancia de sus viviendas juega en contra de verse. Ella es de Picanya; el de València: «Pensamos que algún día podríamos vernos, coger el coche», añade. Descartada la opción de encuentros casuales en el supermercado, Laura y Adrián han optado por no correr riesgos: «Le echo de menos, pero somos responsables y lo primero es lo primero», se consuela.

David y María (19 años)

Una semana de amor

fallera por los aires

Las Fallas prometían para David Guillem y María Tordera. Él estudia Física en Mallorca y compró un vuelo para pasar las fiestas josefinas con su chica. Tuvo suerte en aterrizar en el cap i casal antes del caos aéreo, pero una vez aquí se encontró con la realidad del coronavirus. Él no ha vuelto a Mallorca y vive a diez minutos andando de distancia de María, pero llevan ya dos semanas sin verse. «Estamos enamorados y lo llevamos muy mal», explica David, que admite que los primeros días se vieron algo, pero que ahora han dejado de hacerlo. La madre de María gestiona una residencia privada de personas mayores y el riesgo es demasiado alto. «No podemos permitir un contagio por culpa nuestra, hay que ir con mucho cuidado», explica. El día 19 de marzo hicieron su primer aniversario. La noche del 18 David se quedó a dormir en casa de su novia, pero ya no ha habido más ocasiones. Ahora siguen durmiendo juntos pero de forma virtual, con una videollamada; es su forma de sentirse cerca. Aún así, David, un chaval inquieto que hace ejercicio y toca la guitarra, resta drama al asunto: «Ya nos pasaba al estar un mes sin vernos».