La presidenta del Consell Valencià de la Joventut, Pilar Blasco, abre su espacio de confinamiento a los lectores de este diario. Como miles de jóvenes lleva como puede la imposibilidad de salir de casa salvo por causa justificada. En conversación con Levante-EMV, Blasco asegura que la sensación que le producen tantos días de estancia en casa es como una especie de «montaña rusa de emociones». Uno no acaba nunca de acostumbrarse a las situaciones de excepcionalidad y acaba por añorar la rutina.

«Aunque sepa lo que está pasando no termino de asimilar esta situación, además abres la agenda y ves todas las cosas que había calendarizadas que ahora no se van a poder hacer y es un poco triste», explica, poniendo voz a sensaciones que asaltan a miles de personas que ven pasar ante sus ojos los días de pandemia.

«Creo que este tiempo será un gran aprendizaje», asegura la presidenta del colectivo juvenil valenciano «porque nos hará aprender a parar y a tomarnos las cosas con más calma y menos estrés, aunque sea duro» el confinamiento.

Blasco describe cómo suele ser un día de los últimos 15. «Hago teletrabajo por la mañana y luego por las tardes sigo teniendo reuniones del Consell de la Joventut, porque, aunque estemos encerradas en casa, no estamos de vacaciones y por lo tanto todo sigue su marcha (con un ritmo distinto)», explica. «Después intento sacar huecos para leer o ver alguna serie o película. Creo que no tenemos que llenarnos el día entero de cosas programadas si no que estaría bien aprender a estar con nosotros mismos y conocernos más», sostiene.

Ante la pregunta de qué espera que cambie o que le gustaría que fuera diferente el día que acabe la pandemia, Blasco confía en que que no se nos olvide lo que estamos viviendo y que luego «implementemos cambios en la sociedad con las reflexiones que están surgiendo estos días. Es decir, todo el tema de los cuidados, de apreciar más las pequeñas cosas, el cuidar más las relaciones personales, el aprender a tomarnos las cosas con más calma y no ir de un lado a otro lado corriendo», remarca.

«También me gustaría que de esto aprendamos que hace falta una alianza intergeneracional donde las personas jóvenes y mayores convivamos en espacios para empatizar más con las realidades de cada grupo de edad», añade.