Los camiones mueven países, continentes enteros. El transporte de mercancías es un proceso complejo, que requiere de trabajadores especializados que ven la vida pasar desde el interior de una cabina como sardinas en lata.

Ser camionero es una profesión de riesgo. Haga sol, lluvia o nieve son los encargados de abastecer de alimentos y productos de primera necesidad a los supermercados. Pero nadie pensó en ellos cuando, a causa del coronavirus se acordó el cierre de bares, restaurantes o estaciones de servicio. Así lo cuenta Ramón, un camionero valenciano que ha pasado la cuarentena de ciudad en ciudad llevando a los supermercados hortalizas sin ningún tipo de protección.

«No me dejaron bajar del camión»

«No hemos tenido comida caliente y no nos dejan entrar a las naves para ir al baño. Cada empresa ha puesto en marcha un protocolo distinto y en función de dónde vayas te encuentras con un problema u otro. En Granada, por ejemplo, la semana pasada no me dejaron ni bajar del camión».

La Federación Valenciana de Empresarios del Transporte y la Logística (FVET) ha apelado en los últimos días a la colaboración de los titulares de los centros, terminales e instalaciones de carga y descarga de mercancías con los transportistas.

«La Administración ha reaccionado y se está atendiendo esta problemática. Hay establecimientos de carretera que lo tienen claro y su comportamiento es excelente, pero en otros casos han surgido problemas. Estamos haciendo lo que podemos», explica Carlos García, secretario general de la FVET. Las organizaciones de transportistas aseguran que el trabajo de los camiones se ha desarrollado en las últimas dos semanas en un clima intenso de preocupación y tensión por los riesgos para la salud y por este periodo de incertidumbre que se abre, al que se añade la presión propia de suministrar productos o alimentos que se consideran urgentes durante esta fase de confinamiento.

Los camiones viajan constantemente de unos puntos a otros y para desarrollar su trabajo necesitan la colaboración de otras personas (en ruta durante las paradas, en los puntos de carga, en los de descarga, en las entradas y salidas de polígonos y empresas, comercios?) por lo que creen que deben ser considerados como un colectivo que requiere protección. Las empresas de transporte deberían hacer entrega a sus conductores, no sólo de protocolos de actuación personal, sino de los elementos como mascarillas, geles de desinfección o guantes para evitar contagios. Sin embargo, no se ha dotado de estos materiales a los transportistas ante los problemas de suministro de estos productos.

«Vas a muchas empresas y te dicen que no puedes entrar y te tienes que quedar en la calle. Los bares están cerrados y las gasolineras solo nos dan combustible. Muchos compañeros llevan en el camión lo justo, pan de molde o una lata de atún, y comen de caliente en los bares de carretera. Las áreas de servicio precintadas están rodeadas de heces. No se encuentran baños», explica otro camionero de la Vall d'Albaida.

Desde la federación reconocen la preocupación de muchas empresas por no poder facilitar a sus empleados elementos de protección. Una circunstancia que genera más tensión entre clientes y titulares de las instalaciones de carga y descarga porque se les niega la entrada al recinto.

«Es nuestra obligación y compromiso porque nos dedicamos a esto. Es verdad que hay compañeros que están parados porque transportan vehículos, pero los que se dedican al transporte de alimentos han vivido días muy duros, pero hemos estado a la altura y los alimentos han llegado», subraya Carlos García.

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