La actual crisis de la covid-19 está afectando gravemente a nuestro modelo tradicional de vida, así como a los sistemas sanitarios y económicos de muchos países. La situación de incertidumbre ante el futuro más próximo provoca mucho nerviosismo entre la sociedad y, sobre todo, a aquellas personas que están consideradas como grupos de riesgo.

Con todo, la sociedad parece haber olvidado un colectivo que se enfrenta, además, a otra situación complicada y, para muchas, desconocida. Afrontar un embarazo y la posterior crianza de un neonato no es algo sencillo, menos aún con una pandemia declarada a nivel mundial. Sin embargo, son muchas las mujeres que se enfrentan próximamente ante este panorama y que denuncian la falta de información y apoyo que tienen.

Uno de estos casos es el de Gloria March y Amador Ruiz, que fueron padres el 18 de marzo de una niña, Blanca: «El viernes salimos a pasear por el río, que estaba lleno de gente, y el lunes nos programaron el parto por miedo a un brote durante la próxima semana». Aunque en un primer momento no entendieran por qué habían adelantado el parto y salieron «con rabia» de la consulta, ahora confiesan estar «agradecidos» por la decisión: «El ginecólogo nos reiteró que no éramos conscientes de la situación».

Gloria entró por la puerta principal del Hospital 9 de Octubre de Valencia a las 7 de la mañana. «No se veía nada de caos en el hospital, aunque todos los sanitarios llevaban mascarilla y guantes. Además, mi marido pudo estar conmigo todo el tiempo. Fue como un parto normal», recuerda.

Blanca nació a las 13.50 horas del 18 de marzo y, pese a ser una cesárea, les dieron el alta el 20 de marzo, al mediodía: «Salimos a las 15:30 horas del hospital, un día antes de lo previsto». Gloria relata su mayor sorpresa al volver a casa y ver el enorme aumento de casos: «En la habitación del hospital no pusimos la televisión en ningún momento. Era como estar aislados». Ahora, solos los tres en casa, aseguran estar «tristes por la familia»: «Somos hijos únicos y es la primera nieta. Ha sido muy deseada y los abuelos están tristes por no poder conocerla».Por último, Gloria confiesa estar preocupada por el futuro más próximo y echa en falta mayor atención desde el centro de salud: «No puedo ir a ningún sitio y no sé si lo estoy haciendo bien. Es una situación en la que te da miedo todo y tienes un abismo ante ti».

Con nervios y saturados

Marina y Roberto ingresaron en el Hospital Clínico de València el 14 de marzo, el mismo día que el Consejo de Ministros adoptó las medidas excepcionales del Estado de Alarma. Unas horas después, nacería su segunda hija.

«No queríamos que se adelantara, pero lo preferíamos antes de que llegara el aumento de casos», asegura Marina, quien salía de cuentas el 18 de marzo. Además, recuerda los días previos con «mucha angustia y conectada a los medios de comunicación»: «Siento mucha ansiedad, es la primera vez que lo cuento sin llorar».

Sin información

La pareja asegura que no recibió ninguna información los días previos al parto: «No sabíamos por dónde teníamos que entrar. Llegamos a la puerta de urgencias del hospital y preguntamos desde fuera», comenta Marina, quien destaca el «poco cuidado» de los sanitarios, que «no llevaban mascarilla y nos dieron los papeles de mano a mano».

Ambos recuerdan «los nervios y la saturación» que mostraba el equipo sanitario y cómo se enteraron, «por casualidad», de que un paciente había dado positivo en coronavirus y dos de las enfermeras que les atendieron habían estado en contacto con él: «Se nos cayó el mundo encima».

Debido a los nuevos protocolos adoptados en los hospitales, no pudieron salir de la habitación durante toda su estancia en el hospital ni su marido no pudo estar con ella durante todo el proceso, aunque «sí que pudo entrar en el paritorio». A pesar de todo, ambos reconocen estar «muy contentos» y destacan que el hospital respetó «en un 90 %» su plan de parto.

Lo más duro para ellos, sin embargo, fue el postparto. «Respecto a la primera vez, fue como de la noche al día. Nadie ha podido venir a conocer a nuestra hija y eso es algo que te marca en un momento tan importante. Somos una familia muy unida y de mucho contacto», confiesa Marina.

Ahora, asegura estar «muy tocada, psicológicamente» y lamenta la falta de indicaciones e información: «Siento que no puedo con esto. Cuando fuimos al centro de salud nos sentimos como apestados».

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