Mar estudia primero de bachillerato en un instituto público. Desde el viernes 13 lleva encerrada en casa. Han sido semanas extrañas no solo por el confinamiento. Con vacaciones escolares por las Fallas, el segundo trimestre concluido y las notas entregadas, el regreso a las extraescolares ha sido menos chocante de lo esperado.

Las clases de alemán e inglés, que prepara en el Centro de Estudios Nathalie de Benifaió, han sido igual que antes pero sin salir de casa. Las clases las sigue a través del móvil con un grupo reducido de otros adolescentes como ella. «Fue un poco raro, pero es una manera de seguir con la normalidad y en contacto con la profesora, me parece una buena iniciativa», relata. «Me lo pasé bien pese a la vergüenza que me daba al principio», admite. «Mi hermano pequeño Pol también ha estado con sus horas de inglés y dice que le gustó aunque era un poco extraño», explica.

Poder salir al extranjero

El idioma anglosajón es, precisamente, la mayor inquietud de Mar. «Llevo preparándome para las pruebas del B2 desde el curso pasado y no quiero perder eso, porque el año que viene me quiero centrar más en las pruebas de la selectividad», apunta. Sus dos horas de clase del idioma anglosajón, todos los jueves, empiezan a la hora prevista. Es una pequeña ventana que le devuelve a la normalidad y le permite seguir con la preparación fijada. «En la universidad me gustaría salir al extranjero con alguna beca Erasmus», comenta.