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J. A. Caballero: "La crisis ha demostrado la capacidad de la red vecinal"

El dirigente canaliza desde casa las iniciativas del tejido asociativo nutriendo información veraz

El presidente de las asociaciones vecinales, frente al ordenador.

Para el presidente de la Confederación de Asociaciones Vecinales de la Comunitat Valenciana (Cave-Cova), aburrirse no es una opción. Juan Antonio Caballero se pasa buena parte del confinamiento pegado al ordenador, conectado con los colectivos que pueblan los barrios y municipios de la geografía autonómica para canalizar la información veraz sobre la pandemia y coordinar las necesidades e iniciativas de ayuda que surgen de forma espontánea. «En un momento como este se puede ver la capacidad y la red que tiene el movimiento vecinal para complementar a las instituciones y llegar a mucha gente», asegura el dirigente. «Inmediatamente se despertó una ola solidaria muy voluntarista por parte de los colectivos a la hora de garantizar la atención a personas mayores y con más dificultades, pero se estaba haciendo mal, con poco rigor, y hemos ido reconduciéndola poco a poco para evitar que sea contraproducente», explica Caballero, para quien los ayuntamientos «han tardado un poco en reaccionar». «Mucha gente quiere colaborar, pero hasta ahora no había cauces para ello», lamenta.

El presidente de Cave-Cova observa con curiosidad el cambio que se ha producido en las relaciones interpersonales. «Los vecinos ya no nos solemos ver en la escalera, sino a las ocho en los balcones. Es como si estuviéramos deseando no cruzarnos con el vecino de al lado pero a la vez queremos ser solidarios con los vecinos de la finca de enfrente». Cuando no está inmerso en la actividad vecinal, Caballero cuida de su madre de 89 años. «Estoy con ella prácticamente todas las tardes y le hago la compra. El resto del tiempo lo dedico a leer, a cocinar o a ver alguna película». Lo típico. Para el dirigente vecinal, lo importante ahora es planificar cuanto antes cómo será la reconstrucción tras la crisis. «Esto va a pasar antes o después. Las instituciones, los empresarios y el pequeño comercio tienen que estar ya pensando en la vuelta y en cómo nos vamos a reintegrar en la vida cotidiana para evitar el colapso, que no haya gente dañada y que en los barrios no salgan tocados». Lo que peor lleva Caballero es la saturación de informaciones negativas sobre el coronavirus, que crea «demasiado agobio» entre la ciudadanía. «Parece no haberse asumido que estamos en un estado prácticamente de guerra y hay que apañarse con lo que hay. Deberíamos relativizar más la información y no estar tan encima. Al final solo vemos los árboles y no acabamos de ver el bosque», reflexiona.

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