Operarios de una empresa contratada por el Ayuntamiento de Gandia han procedido a desinfectar la Colegiata, aprovechando el cierre del templo por las normativas derivadas de la epidemia del coronavirus. La labor se ejerció tras la petición del abad de la Seu.

El objetivo de esta acción es garantizar que no se produce transmisión del virus entre los fieles y visitantes una vez la Colegiata pueda reabrir al público, algo que no se producirá al menos en dos semanas, mientras se mantenga el estado de alarma.

Debido a la pandemia las iglesias se vieron en la obligación de cerrar para evitar la aglomeración de personas. Ante ello, el Arzobispado de València emitió una nota manifestando la prohibición de celebrar misas con público.

En la Colegiata de Gandia, como está ocurriendo en otras iglesias, los sacerdotes siguen celebrando sus misas a puerta cerrada, «ofreciendo sus intenciones por las necesidades del pueblo», informan fuentes del Cabildo Colegial.

Aprovechando esta situación, la Colegiata solicitó al ayuntamiento la desinfección de la misma, el cual, y por tratarse de un edificio de pública concurrencia aceptó actuar.

El abad, Ángel Saneugenio, agradeció este gesto y asegura que siguen «elevando oraciones por todas las personas afectadas por esta situación, especialmente por los enfermos, fallecidos o el personal sanitario, Cáritas, Cruz Roja y cuantos voluntarios están colaborando, así como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado». Al mismo tiempo llaman a la responsabilidad y al cumplimiento de las orientaciones y normas de las autoridades sanitarias.

Desde hace dos semanas los fieles siguen las misas por radio y la televisión, pero también, allí donde se hace, pueden «estar» en su propio templo gracias a retransmisiones en streaming.