Una de las más de 1.000 personas que ha recibido estos días una llamada del ayuntamiento por vivir sola es Vicen. «Me ha parecido una atención extraordinaria», confiesa a Levante-EMV. Ella respondió que estaba muy atendida por sus hijos, que hacen las compras por ella y por sus vecinos y vecinas. «Tengo una vecina hornera que cada día me tare el pan. Y otro de mis vecinos, me saca todos los días la basura para que yo no salga», indica. En su tiempo de confinamiento, Vicen está escribiendo sus memorias y las cosas que recuerda de su infancia, que considera que «fue feliz» a pesar de la postguerra y de que «sabía que había una segunda guerra mundial». «Lo escribo como yo lo recuerdo», cuenta esta mujer de más de 80 años.