Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir el desarrollo del coronavirus en nuestro organismo se centran en lavarse las manos con frecuencia, preferiblemente con agua y jabón, y mantener una distancia social de un metro y medio o incluso dos con las demás personas. En ningún lado aparece el empleo de guantes o mascarillas, pese a que su uso voluntario se ha ido extendiendo conforme ha avanzado la pandemia.

Pero mientras la OMS y la mayoría de países europeos y expertos occidentales, condicionados por la escasez de estocaje, difieren de la efectividad de las mascarillas, desde Oriente aconsejan encarecidamente esta protección y alertan de las posibles consecuencias. George Grao, virólogo e inmunólogo chino que participó en la identificación y en la elaboración de los primeros estudios del virus, concedió recientemente una entrevista al portal Science en la que avisó de que el «gran error» que se está cometiendo en Europa y Estados Unidos es que las personas no usan mascarillas.

«Este virus se transmite por gotitas y contacto cercano. Tienes que usar una máscara, porque cuando hablas siempre salen gotas de tu boca», manifestó el que es considerado el mayor experto chino en coronavirus. Y añadió: «Muchas personas tienen infecciones asintomáticas o presintomáticas. Si usan mascarillas, pueden evitar que las gotas que transportan el virus escapen e infecten a otros».

Las quirúrgicas evitan el contagio

De la misma opinión es Santiago Mas-Coma, presidente de la Federación Mundial de Medicina Tropical y catedrático de Parasitología de la Universitat de València. «La situación es tan seria que cualquier medida es bienvenida -indicaba ayer a Levante-EMV-. Llevar una mascarilla previene que uno pueda infectar a otro, y eso es lo más importante». Mas-Coma explica que para evitar que uno se contagie hay que usar mascarillas quirúrgicas y esas, reconoce, son difíciles de conseguir. «Pero una mascarilla normal, por muy burda que sea, impide que si uno está infectado pueda transmitir el virus a otra persona a través de las gotitas si hablamos o estornudamos».

Por ello, subraya, es importante que todos lleven mascarilla en la calle, aunque no presenten síntomas del coronavirus. Es más una cuestión de no extender el virus que de contraerlo. «Tienes que pensar que puedes ser un portador asintomático, no sabes que estás infectado. De aquí la importancia de llevar una mascarillla.

Pero la OMS, organismo por el que España y otros países rigen sus medidas, no está de acuerdo. De hecho, el pasado martes, su portavoz, Tarik Jasarevic, insistió en que el uso de mascarillas puede dar un falso sentimiento de seguridad a quienes la portan. «El uso de mascarillas no se requiere para gente saludable», expresó el representante, quien no se quedó ahí en su explicación: «Su empleo no garantiza la protección si no se combina con otras medidas».

Con la opinión del portavoz de la OMS entronca, precisamente, la de Ildefonso Hernández, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández de Alicante. «Hay un tema que hay considerar igual con las mascarillas que con los guantes, que es si las estamos llevando bien. Podemos tener la sensación de que con ellas somos ajenos al peligro, pero es tan fácil infectarse como tocar con las manos una superficie donde está el virus y después tocarnos con ella la cara para colocarnos bien las máscara porque nos molesta». «Por eso -añadió-, es tan importante lavarse las manos con agua y jabón. No porque el virus vaya a entrar a través de las manos sino porque con ellas nos podemos tocar la boca».

Lo que sí contempla Hernández es que se estudie la posibilidad de implantar su uso cotidiano en algunas situaciones y lugares para evitar rebrotes de la enfermedad a través de asintomáticos. «Es como el cinturón de seguridad: la gran mayoría de veces que lo usamos no lo necesitamos, pero es fundamental para evitar daños».