Durante al menos quince días, tiempo que podría prorrogarse, 33 trabajadores y 113 residentes permanecerán encerrados a cal y canto en el centro Residencial Castelló, el primero de la Comunitat en adoptar una medida de confinamiento extremo para el personal que se ha ofrecido voluntario, quienes no podrán salir de las instalaciones ni tener ningún contacto con el exterior para así cerrar cualquier puerta de entrada al coronavirus. «Lo único que queremos es proteger a nuestros abuelitos, y a la vez, a nuestras familias», indica Paola Renau, directora del centro, en el que no han tenido ningún positivo en todo este tiempo.

«Va a haber un antes y un después de esto. Es una lección de fortaleza para nuestras familias», explica Paola, que destaca la «calidad humana» de su equipo, muchos de ellos con hijos, y quienes han antepuesto su vocación y el bienestar de sus residentes a poder estar con ellos.

Aparcar la vida unas semanas

«Hemos aparcado durante unas semanas nuestra vida y nadie se va a bajar de este barco», remarca Lola Agut, psicóloga del centro, quien también permanece confinada desde el pasado martes.

«Para mi hijo de cuatro años soy una superguerrera que se ha marchado a luchar contra el virus», bromea Lola al recordar a su pequeño, que se ha quedado al cuidado de su padre. Aunque reconocen que con el paso de los días habrá momentos de bajón, «todas la noches después de cenar nos reunimos para hablar de otros temas y nos damos apoyo psicológico los unos a los otros».

Belén, que al decretarse el estado de alarma dejó a sus dos hijos adolescentes con su abuela -se cuidan mutuamente- explica que esta experiencia les está sirviendo para conocer más a los compañeros. Enfermeras, auxiliares, cocineros, personal de limpieza y lavandería, de mantenimiento y equipo interdisciplinar, todos comparten ahora alojamiento en una planta que se ha habilitado «con todo lo necesario para que el personal se sienta lo más cómodo posible durante el confinamiento». «Ahora todos hacemos de todo, no hay categorías», dice María, una de las enfermeras.

Esta idea de confinamiento puesta en práctica en este centro de Castelló partió del equipo de auxiliares de enfermería hace unas semanas. Ahora otras residencias de la Comunitat se están plateando adoptar medidas similares. Así, según confirmaron fuentes de Aerte, otro centro de la provincia de València también ha comenzado esta semana a confinar a sus trabajadores en turnos de quince días.

Otra de las medidas para frenar la cadena de contagios en centros sociosanitarios de la Comunitat, que se ha cobrado la vida de 131 ancianos, es la que ha tomado la Conselleria de Sanitat de reagrupar a los residentes afectados por la covid-19 en las residencias medicalizadas que se encuentran bajo vigilancia activa, que ayer aumentaron a ocho con Parque Luz de Catarroja.

La consellera Barceló aseguró ayer que sí tienen capacidad en las citadas residencias para asumir los traslados, aunque desde los centros se muestran reacios a este envío de positivos argumentando que con las medidas de aislamiento es inviable recibir a más residentes. De hecho, las únicas plazas libres son las de aquellos que han fallecido o fueron hospitalizados como en Torrent. O en la que está medicalizada en Requena, con 120 de sus 124 plazas ocupadas, tampoco podrían asumir residentes contagiados de otros centros, cuya cifra ascendió ayer a 604 casos. Las otras residencias intervenidas por Sanitat son la Domus Vi de Alcoi y de Alicante, l'Acollida de València, otra en Morella y una en Vila-real.