Las abundantes lluvias en este inicio de la primavera, junto a la ausencia de transeúntes por las calles, se han traducido en una incipiente renaturalización de espacios urbanos capaces de albergar una importante biodiversidad aunque a pequeña escala. Camino que València ya inició en la anterior legislatura con una iniciativa entonces controvertida y que ahora toma sentido, la de «liberar» los alcorques de pesticidas.

La apuesta, que puso en marcha la anterior concejala de Parques y Jardines Pilar Soriano (Compromís) permitió la germinación de semillas plantadas en la iniciativa municipal «Adopta un escocell» pero también las que que transporta el viento o las aves, y con ellas la recuperación de insectos e invertebrados.

Estos días y también por la menor presencia de mascotas en espacios ajardinados, junto a la humedad de las precipitaciones, ha permitido una explosión de hongos en muchos puntos de la ciudad. Hasta en puntos inimaginables como la siempre hipertransitada Avenida de Aragón.

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