Comer, beber, amar... pero también gobernar en tiempos de coronavirus. Eso le ha tocado vivir al Botànic II, el primer gobierno tripartito de izquierdas de la Generalitat que en apenas dos semanas ha visto como todos sus planes han saltado por los aires. La crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia no sólo cambia prioridades de gestión y presupuestarias sino que hace saltar por los aires todo el equilibrio de poder que diseñaron los socios del Consell (PSPV, Compromís y Unides Podem) y que se centró en el reparto de carteras y el mestizaje entre algos cargos.
Una de las consecuencias de la negociación a tres bandas fue una administración autonómica en la que el número de altos cargos creció de forma significativa hasta alcanzar los 138 solo en el ámbito de las doce conselleries y sin contar el sector público. La propia dinámica de esta crisis sanitaria ha puesto el foco de actividad en determinadas conselleries, como es el caso de Sanitat, Presidencia o Economía, que han ganado un evidente protagonismo en detrimento de otras que han pasado a un segundo plano, pero la situación de alarma también ha hecho que, al margen de los consellers, algunos miembros del segundo escalón tengan ahora un papel determinante para combatir eficazmente la pandemia y sus consecuencias.
En la primera línea, es más que evidente el protagonismo alcanzado por el jefe del Consell (el Palau se ha convertido en el centro de operaciones de toda la Generalitat) y la presión sobre la titular de Sanitat, Ana Barceló, sobre cuyos hombros recae gestionar la mayor crisis sanitaria de la historia. Pero, otros cargos, del segundo nivel, son en estos momentos estratégicos por su cometido, con un papel incluso más importante que algunos miembros del Ejecutivo. Son cargos que hasta ahora permanecían en segundo plano. Ahora, su valor cotiza más alto.
Una de las señaladas es María José Mira, secretaria autonómica del Sector Público, a quien Puig ha recurrido para coordinar el recién creado comisionado de la Presidencia para la coordinación de los suministros de la Generalitat frente a la infección de la covid-19 en la Comunitat Valenciana. La medida tomada hace una semana buscaba aliviar el colapso en Sanitat y controlar directamente desde el Palau operaciones que no pueden permitirse ningún tipo de traspiés ni retrasos, ya que están en juego vidas humanas. La presión sobre Mira, una economista que fue cartel electoral la pasada legislatura y que estuvo a punto de no continuar como alto cargo esta legislatura, es enorme, tanto que Presidencia la mantiene 'apartada' del foco mediático con el fin de que pueda centrarse en esta delicada encomienda. En esta comisión Puig situó también a Zulima Pérez, Julia Company, Rebeca Torró y David Fernández.
Todos se revalorizan, pero dos, además, son piezas fundamentales. Torró vale oro, entre otras cosas, por sus relaciones con el benefactor chino Chen Wu Keping, un empresario dedicado a la importación y exportación de todo tipo de productos y dueño de un centro comercial en Ontinyent. La exedila socialista en este municipio y secretaria autonómica de Economía, Rebeca Torró, ha sido un enlace fundamental para lograr el respaldo del empresario chino, a quien se le atribuye haber logrado abrir una vía área segura para traer equipamiento sanitario de protección desde China. Es la conocida como operación 'Ruta de la Seda', que, al menos de momento, se está desarrollando con éxito. La carrera de las comunidades autónomas por contar con material sanitario necesario es cruenta y la Generalitat no puede permitirse quedar rezagada. La competencia es enorme y Presidencia es consciente de que necesita relaciones comerciales seguras con el gigante asiático.
Mirar el propio tejido empresarial y facilitar que empresas locales sean productivas para esta crisis es también un objetivo estratégico. Y este papel de cribado y supervisión recae bajo la responsabilidad de la directora del Ivace, Julia Company, que trabaja dentro del departamento de Economía para dar cobertura a las empresas locales que se están recorvirtiendo para producir productos sanitarios claves, como mascarillas o guantes.
Otro alto cargo que crece durante esta crisis es el responsable de la Agencia Valenciana de Emergencias, José María Angel, quien tiene al frente todo el operativo del centro de emergencias de l'Eliana, que entre otras cuestiones se hace cargo de las llamadas al 112. Aunque en este caso, la cara más visible de las emergencias está siendo la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, Ángel está siendo un hombre clave en la gestión de la crisis. Además, ha asumido la coordinación del hospital de campaña que se está levantando junto a La Fe.
El quinto cargo con un cometido fundamental estos días es el director general de Tecnologías de la Información y Comunicación, José Manuel García Duarte. Tiene el reto de adaptar deprisa y corriendo al teletrabajo a una administración que no estaba preparada para dar este salto. Prácticamente el 90 % de la plantilla debería trabajar desde casa cuando antes no lo hacía nadie. La adaptación no está siendo fácil. Duarte, además, ha llevado toda la gestión con las empresas para la compra de las 14.000 tabletas que la Generalitat repartirá entre el alumano de secundaria y bachiller, así como a los colectivos más vulnerables. El reto de la Administración telemática está en sus manos.
Otros cargos de Presidencia, como Ana Berenguer, impulsora junto con la investigadora Nuria Oliver, de la macroencuesta sobre la epidemia también están teniendo un protagonismo especial en esta crisis.
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