«Creo que la decisión no la ha tomado una madre», asegura Amparo Molins al ser preguntada por el nuevo protocolo de actuación y comunicación que ha emitido la Dirección General de Alta Inspección Sanitaria, dependiente de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública de la Generalitat Valenciana, que obligará a las mujeres a dar a luz solas, sin sus parejas.

Así será el parto debido a la crisis del coronavirus

El nuevo protocolo, en circulación desde el pasado viernes, prohibe que cualquier persona acompañe a la gestante durante la dilatación y el parto, con tal de evitar un posible contagio para la madre, el bebé, la pareja o el personal sanitario. La mujer que vaya a dar a luz asignará un portavoz de la familia que podrá comunicarse con ella a través de un dispositivo móvil y acompañarla en la habitación, sin salir de ella.

Amparo está embarazada de 39 semanas y, a poco más de una semana para salir de cuentas, lamenta: «No creo que pueda librarme de esta medida». En reposo desde el 7 de febrero por una fisura en la bolsa y con su marido en casa desde hace más de 20 días, subraya que es «imposible que tenga el coronavirus». «Es mi tercera hija y la primera de mi marido, que no va a tener otra oportunidad de ver nacer a su hija. No me parece justo», lamenta profundamente.

Además, Amparo relata estar viviendo un momento «muy duro», con ansiedad desde hace un mes y con «miedo por muchas circunstancias»: «No se puede llorar todos los días por esto», sentencia.

Su marido, Toni, también está muy afectado por la situación, aunque confiesa «no mostrarlo ante ella, que ya está bastante fastidiada»: «No hay palabras, me van a quitar la mayor vivencia de mi vida», admite. Para él, disponer de una videollamada no supone ningún consuelo: «No me sirve tener una pantalla delante, los sentidos no se transmiten tras un teléfono».

Miedo ante el primer parto

Ariadna debería nacer el 17 de abril, según lo previsto. Su madre, Patricia, está embarazada de 38 semanas y confiesa estar «indignada y enfadada» con las nuevas medidas, aunque «se rumoreaba algo desde hace semanas».

«No tiene sentido. A la incertidumbre y el miedo que teníamos, ahora le suman tener que parir solas», destaca Patricia. «Mi marido tiene el mismo derecho a ver nacer a su hija. Debería ser un momento muy bonito y, ahora, para mí ya no lo es», confiesa, a la vez que define estas últimas semanas como «desagradables».

«Las mujeres embarazadas somos un colectivo olvidado y desamparado durante esta crisis», relata: «Desde el hospital no dicen nada».

Su compañera en las clases previas al parto, Patricia Alarcón, también espera una niña en los próximos días: Martina. Para ella, «todas las medidas que se tomen me parecen insuficientes, pero esta es ilógica. Si los dos estamos sanos, ¿qué problema hay?», se pregunta. Patricia también destaca la importancia de sus parejas durante todo el proceso, además de sus derechos: «Me da más pena por ellos, que están solos y se les está privando de ver nacer a sus hijos», confiesa.

Por último, destaca «la incertidumbre y la angustia que se genera en el que debería ser el momento más feliz de tu vida», aunque confía «plenamente» en el trato y el personal sanitario del hospital.

Diversas asociaciones han mostrado su rechazo al nuevo protocolo, como El Parto es Nuestro, quienes denuncian «mala praxis de forma rutinaria» en un comunicado: «Tenemos constancia de numerosas quejas y testimonios de profesionales sanitarios y familias afectadas, a las que se les imposibilita tener una experiencia de parto lo más respetada posible».

La coordinadora del grupo local en València, Eva Rel, lo tacha como una medida «desorbitada y sin pies ni cabeza», además de exigir la retirada de la orden y una reunión con profesionales.

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