ILSA, el grupo participado por la valenciana Air Nostrum, reconoce que la crisis del coronavirus podría retrasar ligeramente sus planes para competir con Renfe a partir de 2022.

Así se puso de manifiesto ayer después de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) aprobara los acuerdos marco que permitirán competir en alta velocidad a ILSA (integrada por Trenitalia y los dueños de Air Nostrum) y Rielsfera (SNCF) contra Renfe cuando se liberalice el transporte de viajeros el 14 de diciembre.

El organismo advirtió de que sus planes podrían verse trastocados porque el parón de actividad provocado por el coronavirus podría a afectar a la disponibilidad de los trenes en las fechas comprometidas, de los sistemas de señalización para circular por el eje Sur (Madrid-Sevilla/Málaga) y a la aprobación de las líneas de crédito necesarias para afrontar las inversiones.

El director general de ILSA, Víctor Bañares, explicó que todo dependerá de lo que se prolongue el parón de actividad, ya que, actualmente, las fábricas de producción de trenes están paradas y su vuelta a la actividad no se producirá de forma inmediata. En su opinión, esto podría suponer «pequeños retrasos» de meses, tanto en su caso, puesto que para poder operar ellos han tenido que encargar trenes de nueva fabricación, como en el de SNCF, aunque ellos utilizarán trenes suyos reacondicionados.

El objetivo inicial de ILSA era entrar a competir en el Madrid-Barcelona en enero de 2022 y a lo largo de los meses de febrero y marzo de ese año empezar a operar en el resto de corredores.

En esta línea, ya se inició en Italia meses atrás la fabricación de los primeros nueve trenes con los que ILSA acometerá la liberalización ferroviaria en el transporte de pasajeros en España. El lunes firmará con Adif el acuerdo marco para entrar a competir con Renfe.