La Conselleria de Educación ha pedido a los docentes que reduzcan la cantidad de tareas que ponen al alumnado desde que se inició la suspensión de clases presenciales a causa del coronavirus covid-19. En concreto, en una carta remitida ayer a la comunidad educativa, la conselleria afirma que ha recibido «muchas comunicaciones de familias que no pueden realizar todas las tareas de apoyo a sus hijas e hijos, a la vez que tienen que hacer frente a sus propias tareas».

Por esto, en el texto, firmado por Miguel Soler, el secretario autonómico de Educación, se insta al profesorado a «no poner nuevas tareas curriculares al alumnado» en los próximos días de «extrañas vacaciones», sino que se limiten a mantener «el contacto» con el alumnado y a tener «momentos de tranquilidad». Asimismo, en el escrito, el secretario autonómico propone dedicar los próximos días de Semana Santa y Pascua a realizar una «reflexión general sobre las tareas a desarrollar mientras dure la suspensión de la actividad educativa presencial» y a «analizar con calma» los ejercicios que les están poniendo. Asimismo, también destaca la necesidad de que los tutores avancen en la «coordinación con sus respectivos equipos educativos para que el conjunto de las tareas propuestas sea asumible por el alumnado».

Ya el pasado 27 de marzo, la conselleria indicó que la labor del profesorado estos días es la de «reforzar y consolidar los aprendizajes realizados en los dos primeros trimestres del curso, fomentando las rutinas de trabajo y manteniendo el hábito de estudio». De hecho, como recoge el último escrito y se vuelve a detallar (en letra negrita), Educación fue muy clara y advirtió: «no podemos, ni queremos, exigir que desarrolléis los mismos aspectos del currículo que durante un periodo de clase presencial», ya que reconocían que es «imposible» y «perjudicial por la desigualdad de acceso real y efectivo a los medios telemáticos», para lo que el Consell ya ha ofrecido conexión a internet (a través de tabletas y routers) a más de 14.700 estudiantes y escolares.

No obstante, aunque todo el alumnado contara con los mismos medios en su casa para poder seguir las clases a distancia, Miguel Soler apunta en el escrito de ayer que los familiares no son «profesionales de la educación» y que, «ni todas las familias tienen los mismos medios, ni la misma formación, ni la misma disponibilidad de tiempo en función del trabajo que tienen que hacer», cuando, además, muchas de ellas «han visto como sus ingresos se han reducido, de la noche a la mañana».

Por eso, desde el departamento que dirige Vicent Marzà piden a los docentes que seleccionen «exclusivamente los contenidos que se consideren más relevantes» de cada nivel y aquellos «imprescindibles» en los segundos cursos de Bachillerato y Formación Profesional, pues estos estudiantes se juegan un título.

En definitiva, se trata de que la docencia online sea una herramienta más para facilitar a las familias sobrellevar el confinamiento, y no un quebradero de cabeza o un lastre para los menores.

«Tan cerca como siempre»

Dejando de lado la aclaración sobre los deberes y el recordatorio de que el objetivo principal de la educación a distancia no es el de avanzar temario, Miguel Soler agradece en la carta las «horas y horas» que el profesorado dedica a su alumnado y el trabajo que realizan los profesionales para que los estudiantes sientan que están «tan cerca como siempre, aunque de otra manera».

Soler también agradece por escrito la dedicación, en las últimas semanas, de los equipos directivos, tutores, departamentos pedagógicos y de orientación, asociaciones, sindicatos, ampas, titulares de los centros privados, los Cefire y la Dirección General de TIC de la Generalitat. «La grandeza de nuestra profesión se revela en los momentos difíciles, nunca antes se había dado una situación como la que estamos viviendo», pone en valor el secretario autonómico, quien destaca el salto «del día ala noche» que ha dado el sistema educativo valenciano.