Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El batallón de mujeres Singer

"La solidaridad vecinal ha sido emocionante", apunta el alcalde de Alberic, cuyo objetivo es que se lleguen a fabricar hasta 20.000 mascarillas

El batallón de mujeres Singer

El 70 % del trabajo sanitario y social que afronta en primera línea la amenaza del coronavirus corresponde a las mujeres, como ha recogido Naciones Unidas Mujeres. Una mayoría proporcional que se aprecia en las Urgencias de los hospitales, pero que también tiene su continuidad en cada esquina de cada barrio.

El batallón de mujeres Singer nacido desde Alberic y que se extiende a ocho poblaciones de la Ribera es una buena prueba de la cooperación vecinal para combatir el virus. Más de 200 mujeres, la mayoría jubiladas, de Alberic, pero también de Tous, Massalavés, Benimuslem, Gavarda, Antella, Carcaixent y Canals, han rescatado sus antiguas máquinas de coser.

Si las 900 puntadas por minuto de estas herramientas robustas, de hierro fundido, creadas para perdurar, ayudaron al empoderamiento de las costureras de mediados del siglo XIX, hoy mismo (con nuevas marcas y más sofisticadas) vuelven a la acción para coser mascarillas con las que abastecer los centros de salud y residencias de mayores. Un despliegue humano que culmina todo un ejercicio de solidaridad comunal. Las telas se tallan y marcan desde dos fábricas de sofás de Alberic y se esterilizan en tres clínicas de odontología de la localidad. Una unión que plasma aquella «consciència de no ser res si no s'és poble», que escribió Estellés.

El papel de Toño Carratalà, alcalde del municipio, ha sido clave para articular la insistente voluntad vecinal que sonaba desde su móvil. Muchas mujeres del pueblo le llamaban ofreciéndose a colaborar, pero había que encauzar ese entusiasmo. El ejemplo de las mascarillas confeccionadas en Yecla era interesante para aplicar.

Carratalà contactó con Álvaro Murillo, responsable de Sofás Valencia: «Nosotros fabricamos sofás y ese tipo de telas no la trabajamos. Hablamos con el alcalde y nos comprometimos a buscar esos rollos de tela. Hemos readaptado la fábrica, que estaba cerrada desde el estado de alarma, y tenemos seis trabajadores exclusivamente dedicados a cortar y marcar las telas y las gomas. Aunque perdamos dinero, se hace con mucho gusto y queremos aportar nuestro granito de arena», explica Murillo.

Al día siguiente otra empresa de tresillos, Sofás Center, ofreció también sus instalaciones. Mano de obra no faltaría para apoyar la iniciativa en su última fase, la de la costura: «Puse un vídeo en Facebook», asegura Carratalà, «y la respuesta fue masiva, no solo de Alberic, sino también de hasta siete municipios más». Las mascarillas de Alberic nacían como una idea independiente a la fabricación a gran escala promovida por el Consell junto a empresas tecnológicas de la Comunitat Valenciana, «pero sigue patrones mandados desde Salut Pública y son aptas para uso hospitalario», indica el alcalde. De hecho, el proceso se completa con la esterilización de las telas, a cargo de tres clínicas odontológicas de Alberic (Galán, Pinet y el Centre d'Especialitat).

Desde hace una semana y media, se fabrican más de 500 mascarillas al día «y el objetivo es conseguir un mínimo de 15.000 y llegar hasta las 20.000», asegura Murillo. Una cantidad suficiente, en opinión de Carratalà, «para poderlas distribuir en las residencias de la población y de la urbanización San Cristóbal, en el centro de salud y al personal de servicios sociales. El resto de mascarillas queremos entregarlas al Hospital de la Ribera y al de Xàtiva».

«Una lección de humanidad»

La respuesta de la población y de la comarca resulta «emocionante» para el alcalde: «Mucha de la gente que ayuda no es profesional. El pueblo está dando una hermosa lección de humanidad. Solo en Alberic se han sumado un centenar de voluntarias. Pero también se han unido de Tous, Massalavés, Benimuslem, Gavarda, Antella, Carcaixent y Canals. Esa solidaridad te llena, ante la situación que estamos viviendo, con toda la gente que quiera sentirse parte de la solución. De esta crisis saldremos siendo mejores personas. Es una tesitura en la que no hay ricos ni pobres, la gente está trabajando unida y hay que agradecer la ayuda a los empresarios involucrados y los recursos humanos».

Desde las fábricas de sofás se empaquetan las telas en grupos de cincuenta, junto con las instrucciones de la conselleria para su tratamiento. Aunque se da la circunstancia de que las ganas de ayudar superan al margen logístico de maniobra: «Algunas mujeres se enfadan, porque ya han acabado de coser y quieren más tela. La fuerza de la solidaridad de todas ellas supera nuestra capacidad de suministrarles tela. Todo el mundo quiere sentirse útil, desde su casa, y no tengo más remedio que pedirles paciencia. Hay que ser cuidadoso y riguroso en el proceso, porque el material se debe esterilizar y hay patrones que debemos seguir de Salut Pública».

Compartir el artículo

stats