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Parón en la arqueología urbana

En suspenso las intervenciones en el circo romano y en el monasterio de la Roqueta

Parón en la arqueología urbana

Los arqueólogos profesionales, que en los últimos años habían notado un repunte de la actividad, son otro de los sectores damnificados del parón de la actividad económica, sobre todo de la construcción y la obra pública. Decenas de excavaciones públicas y privadas han quedado en suspenso en València. Entre las que tendrán que esperar al cese del Estado de Alarma está la del palacio de Valeriola, en la calle del Mar, donde está pendiente la recuperación y puesta en valor de los restos del circo romano que salieron a la luz hace unos meses durante las catas previas, dirigidas por la arqueóloga Tina Herreros. La Fundación Hortensia Herrero impulsa la rehabilitación del palacio con destino a centro de arte.

Casi terminada estaba ya la excavación, previa a la rehabilitación integral, del monasterio de San Vicent de la Roqueta, un edificio protegido fundado en la época de Jaume I, donde se ha buscado infructuosamente el sarcófago del martir. En el claustro del cenobio han aparecido criptas y decenas de enterramientos, algunos vinculados a epidemias como la del cólera. La excavación, coordinada por los arqueólogos del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal, ha dado abundante información sobre el origen y evolución de este edificio, todo un símbolo de la tradición vicentina.

También se había dado por concluida ya la excavación en la alquería Falcó, coordinada igualmente por el SIAM. Este imponente edificio, ejemplo de alquería valenciana señorial del siglo XVII, de estilo barroco y ubicada en el barrio de Torrefiel, está incluido en la lista roja de patrimonio histórico amenazado y ha sido sometida a una intervención de urgencia, previa a la rehabilitación de esta alquería única catalogada como Bien de Relevancia Local, por parte del ayuntamiento para detener su ruina tras años de abandono, ocupaciones y expolio.

Los arqueólogos municipales del Ayuntamiento de València, que recientemente ha recuperado competencias de vigilancia y supervisión en materia de intervenciones arqueológicas en la ciudad, también estaban trabajando en la restauración del refugio de la Guerra Civil de Massarrojos, uno de los proyectos de recuperación de la memoria histórica impulsados por la Concejalía de Acción Cultural, que ahora tendrá que esperar tiempos mejores.

Los recortes y reajustes del presupuesto municipal que se anuncian como consecuencia de la crisis del coronavirus y la dotación de partidas de emergencia para aliviar la situación de crisis económica y social, hacen prever, por los precedentes existentes, recortes en las partidas destinadas a recuperación y conservación del patrimonio histórico y arqueológico, con frecuencia la hermana pobre del presupuesto municipal.

Otras intervenciones privadas como la dirigida por Marisa Serrano (Semar Arqueología) en el molino de Bonany, en Benimàmet, también han tenido que suspenderse cuando apena se había empezado a trabajar en este conjunto, ejemplo de patrimonio hidráulico valenciano. El antiguo molino lo forman tres edificios privados que se van a restaurar con fines museísticos y de restauración.

También está pendiente de completarse la excavación de la necrópolis islámica que apareció en la intervención previa a la construcción de un bloque de viviendas junto a la plaza de Campanar, de la que se espera que acredite el origen anterior a la conquista del barrio.

«Los museos no tienen proyectos arqueológicos, la administración casi tampoco y la universidad incluso menos. Un panorama que lleva a los arqueólogos a convertirse en autónomos y que los coloca actualmente en una situación de incertidumbre.Las arqueólogas consultadas por este diario aseguran sentirse un poco a merced del pulmón y el pulso con que se retome la actividad de la construcción. De momento, apuntan, «parece que el sector en general ha considerado esta circunstancia como un paréntesis y nos siguen pidiendo acelerar los proyectos administrativamente».

La arqueóloga Marisa Serrano fue una de las pocas empresas de arqueología que logró superar la crisis de 2008. Confía en que la actividad pueda recuperarse en unos meses. Su empresa, que no ha facturado en marzo ni en abril, como la gran mayoría, mantiene a la plantilla, sin echar mano de ningún ERTE. La actividad ahora se centra en el trabajo de «investigación y documentación, confinados en casa».

Las consecuencias de todo esto, apuntan las arqueólogas consultadas, se dejarán notar en el último trimestre, cuando se verá si se mantiene la demanda de viviendas y el flujo turístico, fenómeno que está detrás de muchos proyectos de restauración y rehabilitación de edificios singulares, como decenas de palacios que el recién aprobado plan de Ciutat Vella permitirá rehabilitar para negocios hoteleros y turísticos, y donde suele ser habitual el trabajo arqueológico previo.

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