Juan Cotino ha fallecido 32 días después de declarar por su imputación en la trama Gürtel. El exdirigente del PP pasó sus últimos días en la Audiencia Nacional para responder por su acusación en la pieza separada que juzga el contrato de Canal 9 para la visita del papa a València, celebrada en 2006. La Fiscalía solicitaba una pena de 11 años de prisión.

Cotino viajó a Madrid el domingo 8 de marzo, un día antes de que empezara el juicio, y allí es donde se sospecha que se contagió. Adelantó su regreso a València al jueves día 12 después de que el tribunal suspendiera las sesiones a causa de la emergencia sanitaria del coronavirus. Unos días después fue ingresado en el hospital de Manises, donde falleció este lunes a los 70 años de edad.

Los paralelismos entre el final de Juan Cotino y Rita Barberá son inevitables. Los dos han fallecido solos tras declarar en los tribunales y en ambos casos la muerte les ha llegado antes de que la Justicia se pronunciara.

El apellido de la familia Cotino ha aparecido en multitud de escándalos de corrupción, pero fue Gürtel el caso que le llevó a presentar su dimisión y apartarse de la política para centrarse en su defensa. Ocurrió en octubre de 2014, solo unos días antes de que la Fiscalía Anticorrupción presentara formalmente su petición para tomarle declaración como imputado por estos hechos. Cotino afrontaba el juicio de la visita del papa absolutamente convencido de su inocencia y con un rosario de confesiones encima de la mesa. Estuvo al tanto desde el principio de las negociaciones del resto de defensas, pero se negó en rotundo a plantear un acuerdo de conformidad con la Fiscalía después de que Pedro García, exdirector general de Canal 9 y uno de los principales acusados, aceptara confesar los delitos a cambio de una reducción de la pena y la devolución de una mordida de 500.000 euros.

Dispuesto a defender su inocencia

El exdirigente del PP llegó a Madrid dispuesto a defenderse. Y lo hizo porque consideraba que era inocente. Su declaración se retrasó porque Francisco Correa, jefe de la Gürtel, fue derivado de urgencia a un centro hospitalario por una hernia inguinal y el tribunal suspendió la sesión 24 horas. Esos días la curva de contagios por la covid-19 se disparó en España pero el Gobierno aún no había tomado medidas de contención. El juicio se celebró en la sede de la Audiencia Nacional junto a Torrejón de Ardoz, uno de los focos de la pandemia en Madrid.

Cotino tenía muchas posibilidades de resultar absuelto. Pedro García declaró que no intervino ni en el reparto de las comisiones ni en la adjudicación, y declaró que fue el exconseller Esteban González Pons, eurodiputado del PP, quien le pidió que contratara con Orange Market aunque la comisión se la quedara él.

El exresponsable de la televisión autonómica le exculpó pero afrontaba un escenario incierto. Los miembros de la banda Correa sí le señalaron como la persona que tomaba todas las decisiones políticas del evento y su sobrino, Vicente Cotino, ya había sido condenado en Gürtel tras reconocer que financió con dinero negro campañas electorales del PP de la C. Valenciana.

Sin embargo, después de que García le exculpara y tras las acusaciones genéricas del grupo Correa, su estrategia de defensa se basó en desmontar uno por uno los delitos por los que había sido procesado. ¿Cómo? Si no formó parte de la mesa de contratación y no se ha demostrado el cobro de ninguna comisión, no podía ser condenado por malversación o prevaricación.

Cotino subrayó que se dedicó a alistar y formar a los peregrinos aprovechando su experiencia en otras vistas como la de Juan Pablo II en 1982. «Yo tenía la responsabilidad máxima del voluntariado, pero en nada representaba a la fundación», respondió a la Fiscalía. Además, el exconseller atribuyó a la Iglesia y a cardenales ya fallecidos la decisión de adjudicar a Canal 9 la señal oficial de la visita del papa.

«Si el coronavirus nos deja aquí estaremos». Este fue su último alegato ante el tribunal que desde ayer suena a premonición.