Mientras bajan paulatinamente las curvas de ingresados y casos más graves, la cifra de fallecidos no deja de subir. Es la última de las cuatro curvas que deja la pandemia y la que más tardará en registrar los efectos positivos de las medidas de contención tomadas para evitar la expansión del virus. Desde el sábado por la noche al domingo por la tarde se registraron otras 38 muertes por covid-19. De ellas, 17 fueron de ancianos que residían en algún centro sociosanitario, el mayor foco de mortalidad en esta pandemia debido a la fragilidad y a la avanzada edad de los residentes. La consellera Ana Barceló recordó ayer que siguiendo directrices del Ministerio de Sanidad se están contabilizando como muertes por covid-19 a todos los ancianos que fallecen en residencia o en hospital tuvieran o no el test hecho. No pasa lo mismo, sin embargo, con las personas que fallecen en casa sin haber pasado la prueba. Ese exceso de mortalidad, que ya están viendo los médicos y el registro civil tardará en subir a las estadísticas oficiales.