La proliferación de los pequeños terrenos agrículas comunitarios de autoabastecimiento y de los huertos sociales y urbanos que gestionan los consistorios ha aumentado la superficie cultivada en la comarca de l'Horta, que se suma a la de los profesionales y a la de las familias que tienen tierras de cultivo para autoexplotación desde hace años. Pero el confinamiento y las restricciones impuestas en el estado de alarma por la crisis sanitaria del coronavirus por las sanciones a las que se enfrentan sus responsables y las limitaciones de movimiento.

Si en los primeros días de confinamiento, el cultivo no profesional de los campos no estaba permitido, las medidas del Gobierno de España se han suavizado en ese terreno, como queda reflejado en la circular que el Ministerio del Interior ha remitido a las Fuerzas de Seguridad. Pero en la práctica, las personas que acuden a sus campos se están encontrando con sanciones o con excesivos controles policiales.

El colectivo Gent de l'Horta, de ámbito comarcal, gestiona desde hace tiempo un huerto en Aldaia desde el que promueve actividades escolares y de sensibilización. Pero uno de sus socios, Gabi Murillo, fue parado el sábado al mediodía en un control de la Policía Local, cuando regresaba a su casa, y al explicar que venía del campo, le indicaron que recibiría una propuesta de sanción. «En el campo está gran parte de la cosecha de invierno para recoger y está plantada la de verano. Se va a perder todo porque ahora tenemos miedo de ir», explica. Gent de l'Horta recuerda que mucha gente se abastece de este tipo de huertos en un momento en el que los ingresos en las casas han disminuido.

Por su parte, Práxedes Bartual, vecino de Alaquàs y con terrenos agrícolas en Aldaia desde hace décadas, explica que en las tres semanas de confinamiento no ha acudido al campo por las restricciones. «Pero tengo que ir antes o después porque el confinamiento es importante, bajar a los perros es importante pero mis árboles también son importantes», explica. «No tiene sentido que no nos permitan ir a coger nuestros limones y se haya permitido que fuéramos a comprarlos con los tumultos que se montaron a los supermercados», opina.

En Alaquàs, las personas usuarias de los huertos urbanos municipales tampoco pueden acceder libremente. «Vamos estableciendo un protocolo según los decretos del Gobierno para garantizar la salud ante todo», explica el concejal Sebastián Ruiz Flores. De este modo, las personas adjudicatarias han podido ir dos veces en tres semanas, solo a recolectar, durante 45 minutos máximo, en huertos alternos y con la supervisión del técnico municipal. «Las personas que, por ser vulnerables, no pueden venir, han podido delegar el alguien. El comportamiento de la gente ha sido ejemplar y queremos destacarlo», añade el edil. Ruiz indica que, conforme el Gobierno de España vaya flexibilizando el asunto y permitiendo más usos en los campos, se actualizará el protocolo municipal para estos huertos urbanos municipales.

En Paterna, no obstante, si bien al inicio de la cuarenteta colectivos como Granja Júlia reclamaron con otros similares que se permitiera ir a los campos a cultivar para autoabastecimiento, desde la semana pasada «la Policía Local está permitiendo sin problema que la gente venga a sus campos». De hecho, el dirigente Luis París valora que «algunos días hay más gente que nunca; la huerta de Paterna está reviviendo». En algunos casos, acuden las personas titulares pero, si se trata de gente mayor, París indica que cultivan sus familiares. Granja Júlia, no obstante, ha suspendido la actividad docente de su proyecto de huerto multiverso aunque sigue cultivando los campos y realizando las tareas correspondientes.