Entre la comunidad de expertos que abogan por una movilidad sostenible cunde cierto desánimo estos días. Las restricciones en el uso del transporte público para mantener la distancia interpersonal durante la pandemia de la covid-19 ha puesto en peligro el trabajo de años de promoción del transporte público y el uso de medios no contaminantes. Temen, no con razón, que el vehículo privado motorizado refuerce su implacable dominio en los desplazamientos. Si en los últimos años se ha comprobado que el modelo basado en el coche está agotado y, en algunas ciudades, ya se observa un retroceso del automóvil (como en València), la crisis del coronavirus puede devolverle el esplendor de antaño. Y eso significa más contaminación, más congestión en las carreteras y peor calidad de vida en general.

En Wuhan, la ciudad china donde se originó la pandemia, ya hay datos contrastados de un preocupante trasvase de viajeros del transporte colectivo hacia el vehículo privado. Ante la situación que se vislumbra, la Generalitat Valenciana prepara un plan de choque «para no deshacer el camino que hemos recorrido», explica el conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, Arcadi España. El programa, con algunas medidas a corto plazo para combatir desde ya los efectos de la crisis en la movilidad metropolitana y las propias ciudades, contempla una apuesta por el uso de la bicicleta y el transporte público, además de una propuesta para lograr un gran pacto social que permita la entrada escalonada a los centros de ocupación si teletrabajo.

España encargó la semana pasada a la Cátedra Transporte y Sociedad de la Universitat Politécnica de València un estudio sobre movilidad y bienestar durante el confinamiento, con el objetivo de poder desarrollar medidas que ayuden a superar situaciones parecidas. «Es un estudio 'flash' de 15 días, porque necesitamos respuestas rápidas y propuestas de acción ante esta crisis», señala el conseller España. El máximo responsable de la movilidad en la Comunitat Valenciana reflexiona sobre el reto ante que se encuentra la sociedad. «Sabemos que el transporte público siempre será esencial y es factor de equidad social, porque garantiza la igualdad en los desplazamientos. Y, aunque no se hable ahora de él, el cambio climático continúa ahí, es un problema de primer orden», afirma.

España lo tiene claro, «tenemos que ir hacia una nueva movilidad». Y explica que el transporte público «se enfrenta a la falta de confianza de muchos usuarios, porque tienen miedo a un posible contagio». Por lo tanto, el transporte colectivo «tendrá ofrecerse de otra manera, con otras frecuencias, con medidas de esponjamiento y buses y trenes que garanticen la distancia interpersonal». Ante esta delicada situación, asegura que la respuesta a estos desafíos «no puede ser volver al coche privado masivamente», porque está demostrado que deriva en problemas «de salud, congestión, contaminación y sobreocupación del espacio público». «No podemos dar pasos atrás», remarca.

Y comparte la idea de muchos gobiernos europeos de que la bicicleta va a ser un medio de desplazamiento esencial en esta crisis, «como aliado para evitar contagios y garantizar viajes seguros». «Tenemos que repensar cómo vamos al trabajo porque seguramente la bici es una alternativa más adecuada en un gran número de desplazamientos», afirma. Por ello lanzará un gran plan de promoción y uso de la bicicleta para toda la Comunitat Valenciana.

La segunda gran medida de plan es poner en marcha «un nuevo modelo de transporte público». «Tendrán que aplicarse medidas de esponjamiento, mantener el distanciamiento social; también tendrá que ser más dinámico, porque ahora se va a coger de otra forma, y es probable que se combine más con otros medios; y ha de tener un espíritu metropolitano» avanza. La tercera pata del plan «es que habrá que flexibilizar los horarios de entrada a trabajar». «Vamos a sentar en la misma mesa a sindicatos y empresarios para llegar a un gran acuerdo social. No podemos decirle a todo el mundo que vaya a trabajar a las 8 de la mañana, ya que el acceso ha de ser escalonado», asegura. Por último, el conseller de Movilidad se pregunta «qué normalidad queremos volver a tener cuando todo esto pase», una cuestión que debería hacerse «toda la sociedad». «Nos hemos adaptado a esta nueva situación, así que a partir de ahora hagámoslo bien, no vayamos a repetir los errores del pasado con la preeminencia del coche». «Habrá que esperar a ver cómo va la desescalada, porque ahora lo que sucede en un día es lo que antes sucedía en un mes; se están produciendo cambios radicales muy rápidos y debemos estar preparados».