De no haberse expandido el coronavirus hace un mes y medio, hoy, Ramón Tebar hubiese llegado a València después de haber dirigido orquestas en América, Asia y Europa. Sin embargo, la propagación de la pandemia en todo el mundo ha hecho posible lo imposible, que el director de la Orquesta de València se vea obligado a parar. Algo que llevaba buscando desde los 15 años. «Desde que empecé a viajar como pianista me he dicho a mí mismo: 'Tengo que parar uno o dos meses para descansar'. Pero nunca había sido posible», confiesa el valenciano, que asegura estar «más ocupado que antes, aunque de otra manera», con tres hijas pequeñas estudiando en casa y con videoconferencias para poner en marcha proyectos «que había aplazado».

«Siempre he sido una persona que vivía más rápido que el resto. Este parón ayuda a relativizarlo todo», asegura. Según Tebar, la pandemia va a cambiar la relación de la sociedad con la música. «La crisis ha evidenciado lo que la gente necesita a los músicos. El problema es que la sociedad había dado la música por sentado», explica el director de orquesta haciendo mención a los aplausos de las 20 de la tarde, a la música de los vecinos y a los instrumentistas que tocan desde sus balcones. «Sin la música, el confinamiento hubiese sido insufrible. Ha sido el consuelo de la sociedad estos días, por eso, espero que la gente no se olvide de los músicos, cuyo sector está sufriendo mucho a causa de la crisis. Alemania y Austria han declarado la música como un bien necesario para la sociedad, y aquí, en España, algo tiene que cambiar». Según Tebar la crisis plantea muchos interrogantes para el sector. «Los músicos somos autónomos. Si no dirijo, no cobro. Y no sabemos cuando volveremos a trabajar ¿Cuándo volverán los músicos a ensayar? Y lo que es más importante: ¿Vendrá el público?», se pregunta, ya que entiende que la sociedad será reticente a estar en lugares cerrados a medio plazo.

El valenciano asegura que estos días ha procurado dejar las partituras a un lado. A cambio, a echado mano a la «montaña de libros pendientes» que tenía. Según Tebar, en un mes y medio se ha leído 10 libros, entre ellos novelas y ensayos de autores como Steiner, Dostoyevsky, Yuval Noah Harari o Mauceri. Aunque la música no ha desaparecido. Estos días ha podido descubrir compositores como Miklós Rózsa o Erich Korngold. «Este es un tiempo de reflexión y hemos de aprovechar para repensarlo todo», señala, aunque prefiere ser positivo. «La humanidad ha vivido muchas pandemias. La gente volvió a abrazarse después de la gripe española. Nosotros también lo haremos».

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