La reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Casado para explorar las bases de unos nuevos Pactos de la Moncloa para la reconstrucción del país a raíz de la crisis del coronavirus no anticipaba ningún acuerdo. El líder del PP se había mostrado muy crítico con la iniciativa del presidente del Gobierno. Llegó a decir que se trataba de un «señuelo» para propiciar un «cambio de régimen». Pero la cita de ayer por videoconferencia acabó en entendimiento. De mínimos, puramente formal, sin ningún contenido detrás. Pero un entendimiento.

Ambos pactaron que esa mesa de reconstrucción se convierta en una comisión del Congreso de los Diputados, como quería Casado. «La mesa se reconduce a una comisión parlamentaria, como pedíamos nosotros», señalaron fuentes de la dirección del PP, que recordaron unas palabras de su líder: «Si [Sánchez] quiere pactar algo, tendrá que ser aquí, con luz y taquígrafos». Pero el conservador, al mismo tiempo, aceptó que en el organismo participen también partidos como Unidas Podemos y ERC, que los conservadores habían vetado hasta ahora.

En el fondo, las posiciones siguen tan alejadas como siempre, y en la Moncloa reconocen que las posibilidades de forjar un gran acuerdo que agrupe a la amplia mayoría del arco político son bastante escasas. Pero Sánchez, cuya ronda de contactos con los líderes de la oposicióncoluminó ayer con la cita con Casado (la semana pasada se reunió con el resto), quiere seguir adelante.

De ahí que haya cedido a la exigencia de Casado de que la reconstrucción se aborde en el Congreso, aparcando su idea de que fuera más allá del Parlamento, congregando también autonomías, provincias y municipios, empresarios y sindicatos. Ahora la búsqueda se hará de forma separada. Casado avanzó que apoyará la prórroga del estado de alarma si Sánchez garantiza material sanitario y liquidez a empresas.