Juan David Alandete Ríos fue infectado por coronavirus después de entrar a formar parte de la gestora de la Copal, la cooperativa agrícola de Algemesí y una de las entidades citrícolas más importantes del territorio valenciano. La gestora, formada por cinco miembros voluntarios y constituida después de que la junta rectora de la cooperativa, superada por la crisis de precios del sector citrícola, dimitiese en bloque a finales de febrero, acabó siendo un foco de contagio de la covid-19: como Juan David, cuatro de sus cinco miembros sufrieron la enfermedad. Solo él falleció. Su decisión de dar un paso al frente y asumir la tarea de secretario de la gestora acabó siendo su trágica condena. Un precio muy alto por su dedicación. Sus allegados dicen que luchó por el campo hasta el final. El gesto, al cabo, describe con nitidez su carácter, siempre dispuesto a combatir por el campo, a la par que bondadoso con sus compañeros, y resulta un buen apunte para entender la figura de Juan David Alandete Ríos en el campo de Algemesí y la Ribera.

Contaba 57 años de edad recién cumplidos, y casi toda una vida dedicada al campo. Labraba múltiples parcelas en el término de Algemesí, de diversas variedades de naranja. El perfeccionismo que caracterizaba su trabajo, admirado por sus compañeros de profesión, y su apuesta por variedades cítricas más costosas de producir le procuró la pasada temporada agrícola un mejor balance económico que el que sufrieron muchos de los labriegos valencianos. Pero ello no motivó que abandonase su lucha: al contrario, la de Juan David fue una de las voces que más alto sonaron en defensa de la dignidad del sector en el marco de la comarca de la Ribera.

Así, fue uno de los fundadores, el verano pasado, de la asociación Adaribera, entidad independiente promovida por agricultores de Algemesí en defensa del sector primario de la comarca de la Ribera y de todo el territorio valenciano. En plena tormenta agrícola, con el sector primario castigado por el desplome de los precios de las cosechas, Juan David Alandete nunca dejó de protestar por todas las vías. También a través de este diario, con el que mantuvo una estrecha relación. Siempre reivindicó que la calidad de la naranja valenciana tenía que reconocerse en los mercados para garantizar la subsistencia de los productores.

Su familia, amigos, compañeros de campo, impulsores de la asociación Adaribera y vecinos de Algemesí lamentaron profundamente la pérdida de Juan David Alandete, a quien consideraban «un bastión fundamental en la lucha por la agricultura y citricultura», en palabras de su compañero José Ramón Pous. Un agricultor muy dedicado, e igualmente ilusionado por que el sector primario contase con el lugar que le corresponde en la economía valenciana. El cooperativismo agrícola pierde con él una figura que era fiel creyente y defensora de los principios en los que la actividad se basa.