La conmoción a escala mundial desatada por la pandemia del coronavirus cogió a la Unión Europea sin los deberes hechos. Las instituciones comunitarias fueron incapaces de coordinar una respuesta ágil que garantizar el abastecimiento de material sanitario a los países miembros, abandonados a su suerte en un mercado desregulado dominado por China. Pero la eurodiputada valenciana Inmaculada Rodríguez-Piñero está convencida de que Bruselas ha aprendido la lección.

«No puede ser que el principal reto en la región más desarrollada del mundo, en pleno siglo XXI, haya sido cómo suministrarnos de equipamientos médicos básicos», apuntó ayer la parlamentaria socialista en un encuentro con periodistas. Hace escasos días, el Parlamento europeo dio un primer paso al aprobar de forma consensuada una resolución con más de 70 puntos que incluye medidas encaminadas a reforzar las competencias de la UE y al diseño de una nueva estrategia que debería contribuir a generar una industria más competitiva, resiliente y capaz de enfrentarse a amenazas transfronterizas como la covid-19. «La crisis ha de ser una oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de un plan de reindustrialización europeo y para repensar la política comercial, de modo que no tengamos que depender de un determinado proveedor externo como China», señala la eurodiputada, para quien «se ha consentido» al país asiático «ejercer la competencia desleal» incumpliendo normas comerciales mientras la UE «cerraba los ojos y no ejercía su influencia para plantarse. No se puede consentir lo que estaba haciendo China».

Para Rodríguez- Piñero, sin embargo, la salida de la crisis «no se resuelve con más proteccionismo», sino «con una mejor globalización, con una regulación global que elimine las desigualdades y con suficientes inversiones para diversificar la capacidad industrial». «Alemania se ha dado cuenta. La solidaridad de China proporcionando material responde a una estrategia política de ocupar el espacio que no ha ocupado la UE».

Aunque la respuesta inicial de Bruselas ante la crisis fue «tardía e insolidaria», la eurodiputada hace hincapié en que se ha producido «un cambio radical» como consecuencia de las intervenciones críticas de muchos líderes europeos y una vez se tomó conciencia de que la pandemia no entendía de fronteras. «En 4 semanas se han aprobado más medidas que en los 4 años de la anterior crisis financiera», detalló Rodríguez-Piñero, que desgranó el «contundente» paquete de inyecciones aprobado por las instituciones europeas con actuaciones en casi todos los ámbitos por valor de 3.000 billones de euros, de entre las que destaca los 100.000 millones para financiar los ERTE. El reto ahora es velar porque el dinero llegue cuanto antes a la C. Valenciana.

Pero el futuro del proyecto comunitario «está en juego» en la decisiva cumbre europea de mañana, en la que deberá consensuarse un plan de reestructuración de largo alcance para reactivar la economía. El gran objetivo de España es que el programa alcance una inversión de 1,5 billones de euros que debería financiarse con bonos no reembolsables garantizados por el presupuesto de la UE, tal como aprobó el europarlamento. A juicio de Piñero, eso quiere decir «mutualizar la deuda», aunque sobre los conceptos y la fórmula hay disparidad de criterios. Este jueves se despejarán las dudas.