El coronavirus SARS-CoV-2 contagia de forma desigual. Determinadas personas ni siquiera perciben que el virus ha entrado en su cuerpo. Otras, sin embargo, experimentan una especie de guerra mundial entre las células de su organismo y acaban falleciendo. Es uno de los grandes enigmas de esta pandemia que ha paralizado el mundo desde hace meses. Y es la respuesta que va a intentar responder Jordi Pérez Tur, investigador principal de la unidad de genética molecular del Instituto de Biomedicina de València, del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en un estudio del que ayer informó Levante-EMV.

«Es una de las cuestiones que más preocupa: saber por qué una persona tiene unas condiciones de salud razonables y una edad que no es de las típicas de empezar a tener problemas pero se contagie de la enfermedad de forma grave frente a otra persona que no alcanza esa gravedad», explica Pérez Tur a Levante-EMV vía telefónica.

«Si sabemos dónde están las moléculas o las pistas que nos digan quiénes tendrán más o menos gravedad será más fácil también, cuando alguien empiece a tener síntomas, realizarle una prueba rápida, realizarle un seguimiento y suministrarle algún fármaco o tratamiento que pueda frenar o prevenir la gravedad de la infección. Ese es nuestro objetivo: vamos a ver si podemos obtener información de manera rápida sobre quién tiene más números de pasarlo mal y quién tiene menos. Si identificamos los puntos que nos hacen más resistentes seguramente nos servirán para planificar un tratamiento que pueda ayudar a los enfermos más graves desde el principio y saber qué vías son las que hacen más difícil al virus hacer tanto daño, esa es la filosofía del proyecto».

El proyecto se ha bautizado como «Inmugen» y estará coordinado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIBB). Los investigadores obtendrán muestras voluntarias de ADN de pacientes del Hospital Clínic de Barcelona diferenciados en dos grupos «con infección grave y otros con infección leve».

«Nos interesaría mucho las personas afectadas que ni siquiera tienen síntomas, pero detectarlos o identificarlos no es tan fácil», explica el investigador Jordi Pérez Tur. Todos los pacientes que participarán de forma voluntaria en el estudio son personas cuyo contagio de la covid-19 se ha confirmado por PCR. De una parte se han seleccionado los que sufren «una sintomatología relativamente leve y que en un plazo de siete, diez o catorce van a recibir el alta y que no han necesitado ser ingresados en la unidad de cuidados intensivos (UCI)». El otro grupo de análisis serán «los pacientes que sí han precisado el ingreso en la UCI y de respiración asistida».

El estudio ya se ha iniciado con la recogida de las muestras e información que «se combinará con otra información más clínica y demográfica: sexo, edad». No se incluirán personas con patologías previas como hipertensión, diabetes «porque ya tienen peores condicionantes y, para lo que estamos buscando nos confundiría un poco en las conclusiones».

La previsión del investigador Jordi Pérez Tur es tener «en una o dos semanas las muestras para hacer las analíticas» por lo que, calcula el investigador del Instituto de Biomedicina, «en mes y medio o dos meses estarían los primeros resultados. Y en dos o tres meses el proyecto podría estar bastante claro, al menos la primera fase».

Aunque todo dependerá de las respuestas que encuentren. Como suele suceder en la ciencia, o en la vida, las respuestas conllevan más preguntas. «No sabemos qué nos encontraremos. Es posible que nos encontremos muchas cuestiones interesantes y es posible que nos queden algunas preguntas en el aire, en lugar de contestarlas. Pero el planteamiento inicial es tener resultados en dos meses para comenzar a buscar respuestas, pero las tengamos enseguida o cuesten un poco más, dependerá de la incerteza de la ciencia».

Genomas de 20.000 pacientes

Al menos en esta ocasión los investigadores cuentan con financiación inicial aportada directamente por el CSIC, gracias en parte a una donación de la Fundación Mapfre, que también ha beneficiado al estudio que dirigirán los investigadores valencianos Iñaki Comas y Fernando González Candelas, que van a analizar los genomas del coronavirus de 20.000 pacientes de cuarenta hospitales de toda España.

Aunque la intención del investigador Jordi Pérez Tur es intentar «reclutar más hospitales para que el número de enfermos a analizar sea más grande». También van a participar en un consorcio internacional para intentar que «la investigación avance lo más rápido posible» mediante la colaboración con cerca de doscientos grupos de investigadores internacionales.

Al menos la crisis sanitaria ha evidenciado la necesidad de invertir en ciencia y ha visibilizado la utilidad de las investigaciones que realizan los científicos. «Esperemos que la gente se dé cuenta de la importancia que tiene la inversión en la ciencia», concluye Jordi Pérez Tur. «Entendemos que la situación económica del país será la que será cuando esto pase. Seguramente difícilmente podrán aumentar los recursos, pero al menos que no recorten».