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"Tenemos sueños más cortos, con más pesadillas y menos reparadores"

Especialistas confirman que los trastornos se han disparado con el paso de las semanas

Estímulos visuales como el teléfono móvil afectan negativamente a la conciliación del sueño. Juani Ruiz

En Cien años de soledad, una «peste del insomnio» asola en un momento dado el universo que Gabriel García Márquez imaginó. Al periodista y escritor colombiano le fascinaban el fenómeno de las pestes y la fatalidad humana; no cabe duda de que hubiera estudiado con detenimiento esta pandemia del coronavirus. Y es que el confinamiento impuesto por el estado de alarma está provocando de rebote entre la población una particular peste del insomnio como la que sufrieron los habitantes de Macondo.

Son muchos los ciudadanos que han hecho ver cómo la cuarentena les está afectando al dormir, con un amplio abanico de trastornos que va desde los sueños extraños hasta directamente problemas de insomnio. Un fenómeno que los especialistas confirman y que, además, se ha agravado con el paso de las semanas, según indican.

Ocurre que lo problemas no desaparecen cuando uno va a la cama. Más bien al contrario, «los fantasmas vienen por la noche», ilustraba José Carlos González Piqueras, médico psiquiatra y profesor en la Universitat de València. Y los fantasmas de la pandemia del coronavirus son grandes. «Nos encontramos en unas circunstancias excepcionales de estrés, novedosas e intensas, que tienen su eco en el sueño», explicaba González Piqueras. El psiquiatra señalaba que la población vive en la cuarentena bajo una sensación de alarma constante fundamentada en dos miedos: «En primer lugar, contraer el virus, y luego la enorme incertidumbre respecto al futuro». La doctora en Psicología y profesora de la Universidad Católica de València María José Jorques añadía que, a pesar de que tras más de un mes en cuarentena, el cuerpo ya debería haberse acostumbrado a la situación, «las noticias cambiantes y no saber aún cuándo se podrá salir» acaba generando un estado de ansiedad que es caldo de cultivo para los trastornos del sueño. En la mayoría de los casos, problemas de conciliación, si bien también aparece «un sueño más inquieto». «Se sueña más, y las pesadillas son más frecuentes». Al despertarse, la sensación es haber tenido un sueño «poco reparador», con el que no se descansa lo suficiente.

Por otro lado, el paso de las semanas en confinamiento ha traído hábitos que también afectan negativamente a la conciliación del sueño. La falta de actividad es el principal. «Si no llegamos cansados al final del día, al organismo le cuesta encontrar la necesidad de dormir», explayaba Jorques. Acaba cumpliéndose el tópico de estar cansado sin haber hecho nada. Por otro lado, González Piqueras también apunta a que algunas personas han alterado su ritmo circadiano con el confinamiento, al alargar las sesiones de televisión o móvil por la noche, con lo que la calidad de su sueño se ha reducido en mucho.

Mantener la higiene del sueño

En Cien años de soledad, un brebaje del gitano Melquíades acababa con la «peste del insomnio» de Macondo. En el caso de los trastornos de la crisis del coronavirus, a la espera de una vacuna que acabe de un plumazo con la cuarentena, los especialistas recomiendan vigilar lo que se conoce como la higiene del sueño: no dormir durante el día, acostarse siempre a la misma hora, hacer actividad física... «Son normas conocidas, pero mantenerlas es mucho más costoso en esta situación», explica María José Jorques. Los especialistas aconsejan forzar la rutina: «Intentar despertarse siempre a la misma hora, incluso en los fines de semana, y mantener actividades que exijan esfuerzo al cerebro y al cuerpo», resume el doctor en psiquiatría.

María José Jorques, por su parte, apunta la opción de las técnicas de meditación y relajación, así como alternativas de ocio como los audiolibros. «Lo que no se puede hacer es dedicar más horas al móvil o a la televisión, la sobreestimulación visual es contraproducente para conciliar el sueño», señala. No en todos los casos pueden ser útiles estos consejos, pero González Piqueras aconseja reservar la medicación, especialmente la que requiere de tratamientos a largo plazo, «solo en los casos más excepcionales y graves». De momento al menos, la «peste del insomnio» de la covid-19 se puede combatir.

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