Penàguila es un municipio alicantino situado a los pies del conjunto montañoso de la Sierra de Aitana, en el sistema Prebético valenciano. Su término municipal se caracteriza por su relieve accidentado y con pronunciadas pendientes. Localizado en la comarca l'Alcoià, Penàguila se encuentra rodeado por tres ríos que son el Frainos o Penàguila, el mayor afluente del Serpis, l´Anadrac y el Riuet que proporcionan la abundancia de agua de esta localidad agrícola. Sus límites administrativos lindan con numerosos términos, más de una decena: los de las localidades de Alcoi y Benifallim al este, al norte con Cocentaina, Benilloba, Gorga y Benasau, al oeste con Alcoleja, Relleu y Sella y al sur con los municipios de Benifallim y la Torre de les Maçanes.

En el término, las excavaciones arqueológicas han registrado poblamiento desde el neolítico y diversos abrigos de arte rupestre esquemático mediterráneo declarados Patrimonio de la Humanidad. También hay Bronce y de la civilización ibérica sobresale el poblado de la Serreta, entre los términos municipales de Penàguila, Cocentaina y Alcoi. En la época islámica la población estuvo bajo el dominio del caudillo andalusí Al-Azraq hasta que Jaime I logró conquistar estas tierras hacia 1275; su hijo Pere el Gran le dio carta puebla en 1278. En el siglo XVI, se le concedió el título de Vila Real con derecho a voto en Corts.

Un dominio de la montaña mediterránea

Bajo la influencia de la sierra de Aitana, Penàguila tiene un clima mediterráneo condicionado por su altitud y su localización en el interior con una temperatura media anual de 14,5° con heladas frecuentes durante los meses invernales. Su localización geográfica coincide con un entorno de gran variedad faunística y vegetal donde predomina la encina (quercus ilex), otorgándole a la sierra un valor añadido. De hecho la sierra de Aitana es un referente del dominio montañoso alicantino, calificada como monte público.

En un peñasco de la Serra de Penàguila, contrafuerte de Aitana, llamado El Castell por situarse en su cúspide un castillo almohade, se produce un fenómeno natural que cada año se puede divisar desde Penàguila: la alineación solar del solsticio de invierno, cuando el disco solar se ve pasar por dentro del hueco natural de l'Arc de Santa Llúcia y se proyecta sobre el pueblo. Un hito que se produce entre el 13 y el 29 de diciembre. Constituye un atractivo más de la localidad, un reclamo para curiosos.

Más de la mitad del suelo es terreno de cultivo destinado principalmente al cultivo de secano donde predomina el olivo y el almendro. El sector agrario supone la principal actividad económica de este municipio de 292 habitantes, cifra que representa la décima parte de los vecinos de la localidad a principios del siglo XX con unos 1.400. La Cooperativa de Labradores y Ganaderos Virgen del Patrocinio canaliza buena parte de las tareas del campo: concentra y organiza las actividades agrarias de esta localidad, que a través de otros sectores como el turístico busca formas de detener el éxodo rural y reavivar su economía.

Un singular casco antiguo, amurallado

Atravesando sus estrechas calles, se pueden observar algunos restos de la antigua muralla medieval del siglo XIV y contemplar cinco torres. En junio de 2001, el conjunto de los restos conservados de las murallas y elementos defensivos fueron declarados como Bien de Interés Cultural (BIC). Paseando por el casco antiguo se puede apreciar como en algunas de las casas aún se identifican estos elementos defensivos. Destacan las casas solariegas de los Fenollar y los Moncada; y otros monumentos y edificios de gran valor histórico son: la Torre Vernet recientemente restaurada, el Portalet, la Iglesia Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora construida en el siglo XV y reformada en los siglos XVII y XVIII, de estilo barroco y neoclásico, o la Font Major o Riuet, de 1857, con 30 caños de agua que abastecen un lavadero público y donde Enric Valor sitúa su rondalla I queixalets també.

Con el objetivo de atraer visitantes, se han llevado a cabo proyectos como la rehabilitación de un edificio para albergar el Museu Etnològic de Penàguila, donde se ilustra el proceso de obtención del aceite de aceituna, tal y como se hacía antiguamente. Penàguila era tierra de almazaras.

Jardín de Santos y entorno de Penàguila

En su entorno se halla el Jardí de Santos, lugar destacado del municipio al que se puede acceder a pie desde la localidad a través de un paseo de cipreses situado al margen derecho del barranco Anadrac. Se trata de un jardín del siglo XIX de estilo neoclásico construido por el terrateniente Joaquín Rico y diseñado por el pintor Ferran Cabrera. Se trata de espacio de gran atractivo turístico que destaca por su diseño y la multitud de especies de gran valor natural como tejos, cedros del Líbano, pinos pinsapo y magnolios entre otras especies vegetales.

El jardín, de propiedad municipal desde el año 1987, alberga árboles de considerables dimensiones y un abanico multicolor de flores. En él, se diferencian nueve zonas de gran valor paisajístico con estatuas mitológicas, un invernadero, pajarera, un puente elevadizo, y un laberinto de cipreses que conduce a un gran cedro en el centro. En su interior hay un museo restaurado que contiene diferentes utensilios que se utilizaban para cuidar el jardín y panales informativos para conocer la historia de este lugar.

Otros lugares que destacan en el entorno de la localidad son: el Safari Aitana, con una extensión de 1.500.000 m2, único safari de la Comunidat Valenciana que se visita en coche, y que también se dedica a la conservación de animales en peligro de extinción y sus hábitats; y el Castell de Penàguila, fortaleza árabe del siglo XII situado sobre un cerro que servía de vigilancia y desde donde se divisan magníficas vistas de la villa. Declarado BIC, conserva restos de una torre de planta cuadrada con un aljibe en su interior.

En resumen, Penàguila destaca por su patrimonio histórico visible en sus calles medievales, localizado en la emblemática Sierra Aitana, con lugares interesantes de visitar como el Jardí de Santos. Un municipio muy afectado por la despoblación desde hace décadas, con una economía asentada en la agricultura, y con oportunidades de poner en valor su patrimonio cultural para el desarrollo turístico.