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Mascarillas para poder leer en los labios

El grupo de voluntarias de Xirivella crea un prototipo para que puedan utilizarlo personas con dificultades auditivas y su entorno

Mascarillas para poder leer en los labios

Tras varias semanas cosiendo hasta 5.000 mascarillas sanitarias y no sanitarias para diferentes instituciones y también para la red impulsada por Fampa de l'Horta Sud, en la que se han elaborado para personas adultas y para niños y niñas, el equipo de nueve mujeres que coordina la modista Paz Garre en Xirivella ha creado un prototipo de protección facial para uso de personas con dificultades auditivas y su entorno.

Los primeros modelos fueron testados la semana pasada en una empresa de Alaquàs, la imprenta la Plaça, que es un centro especial de empleo y, tras ser modificados con las sugerencias de la plantilla (integrada por personas sordas y oyentes), el grupo de Xirivella ha recibido un encargo para elaborar 300. El trabajo sigue siendo «totalmente altruista» y forma parte de «una cadena de favores», ya que el material se obtienen de donaciones y no se cobra por la elaboración. «Seguimos pidiendo que sigan la cadena», indican.

Paz Garre explica que tuvo esta idea después de hablar con personas que trabajan con colectivos de diversidad funcional. «Me comentaron que las personas con dificultades auditivas están teniendo problemas en supermercados y servicios básicos porque aquellas que las atienden llevan mascarillas que les tapan la boca», explica. Tras realizar una búsqueda sobre qué ofrecía el mercado para estas personas, comprobó que había una experiencia en Andalucía y otra en Euskadi «pero nada en la Comunitat Valenciana».

Así es que elaboraron el primer prototipo, con material de novotex y la parte delantera de plástico transparente, y crearon diversos modelos. A través de una colaboradora, se interesó por el proyecto Baltasar Escrivá, responsable de la imprenta la Plaça y expresidente de la Associació de Persones Sordes, además de un activista conocido en temas sociales en la comarca y el empresariado. Su equipo probó las diferentes muestras durante unos días y realizó algunas sugerencias. Una de ellas fue el color base de la mascarilla: se ha optado por el negro porque es el que llevan las personas que realizan interpretación del lenguaje de signos en actos públicos.

El grupo de voluntarias está integrado por dos patronistas, cinco modistas, una persona que realiza la higienización y otra que se encarga de intendencia. Tras conocer el proyecto, diversas empresas y particulares han donado telas de novotex negro, gomas y otros elementos, que les permitirán cumplir con el primer pedido.

«Lo más delicado ha sido la selección del tipo de plástico porque tiene que tener resistencia al lavado y no empañarse. Hemos optado por un tipo de polipropileno escamoso», indica Garre. Los prototipos han pasado por pruebas de lavado y la modista considera que podrían resistir hasta diez. «Cuando la persona usuaria vea que se deteriora el plástico, tiene que dejar de usarla», añade.

Las mascarillas están pensadas inicialmente para las personas que forman parte del entorno familiar o de trabajo de aquella que tiene problemas auditivos.

El modelo está ahora en pruebas en algunas familias con hijos e hijas autistas para ver si también puede serles de utilidad.

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