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"Sólo han subido al taxi dos clientes en todo el mes"

El confinamiento de la población y la reducción de la actividad en las empresas deja a los profesionales de Alzira sin usuarios

"Sólo han subido al taxi dos clientes en todo el mes"

El confinamiento de la población durante el estado de alarma, la suspensión de la mayoría de consultas presenciales en el Hospital de la Ribera -los médicos contactan con los pacientes por teléfono y tratan de reducir al mínimo la afluencia al centro para prevenir contagios-, el cierre de empresas y, con él, la supresión de desplazamientos que realizaban sus técnicos y directivos o la imposibilidad de trasladar en un servicio a más de un pasajero -una de las medidas impuestas por el Gobierno para garantizar la seguridad-, han dejado sin clientela a los taxistas de Alzira. «En todo el mes de abril únicamente he podido hacer dos servicios, los dos al hospital, cuando en condiciones normales solía hacer siete u ocho servicios diarios», resume el presidente de la Agrupación Local de Taxis, José Luis Martínez, que no duda en señalar que la actividad se ha hundido por completo. «Los taxis de València pueden estar mal, pero en los pueblos estamos aún peor porque la actividad ha desaparecido», resume.

José Luis Lillo, otro de los 16 profesionales del taxi que operan en la capital de la Ribera Alta, comenta que, en su caso, ha trabajado «un poco más» desde que se declaró la emergencia sanitaria, «pero de vacío». «Transporte de paquetería porque, con gente, no hay nada», señala, al tiempo que augura que «estos meses no sacaremos ni para pagar el autónomo si no nos ayudan».

Los taxistas de Alzira se turnan en la parada para mantener el servicio público, aunque saben que en la actual coyuntura es perder el tiempo. Nadie, salvo alguna urgencia a hospitales, se acerca a pedir un taxi ni tampoco ha sonado el teléfono de la parada «ningún día» durante las largas esperas, comenta Lillo. Los clientes que cada taxista tiene generan la escasa actividad de los profesionales. «¿Vale la pena estar aquí toda la mañana para hacer ocho o catorce euros»?», plantea Lillo. Un viaje el hospital de Alzira puede reportar entre seis y siete euros, detalla Martínez.

Los traslados al Hospital Universitario de la Ribera, los servicios para mútuas con desplazamientos a hospitales o centros de València y los que realizan por encargo de empresas de Alzira y su entorno con destino bien el aeropuerto de Manises o a la estación del AVE de València representan la principal actividad para los taxistas alcireños, según reconocen Martínez y Lillo. El presidente de la agrupación local lamenta que, desde principios de año, se les impide a los taxistas de fuera del área de València recoger clientes en la estación del AVE lo que no les permite atender peticiones de usuarios habituales de su zona. La expansión de la pandemia del coronavirus ha cerrado prácticamente todas estas puertas.

«Se ha producido una paralización total de nuestra actividad en Alzira, la gente se ha recogido en casa porque ve con respeto esta enfermedad y como en el taxi sólo puede ir una persona, salvo que se trate de un enfermo o una persona mayor que necesite un acompañante, no lo cogen», señala el presidente del gremio local. «Así no se puede vivir e igual que yo están los demás compañeros, somos autónomos pero no nos han dejado cerrar al ser un servicio esencial y en abril solo nos quedará acogernos a la prestación por la caída de un 75 % de los ingresos», incide Martínez, que cuenta con un vehículo adaptado con mayor capacidad, en el que podrían viajar dos usuarios.

Un único ocupante por servicio

«Me han llamado para hacer viajes, pero como iban dos personas no los he podido hacer, lo siento, pero no puedo porque solo falta que nos denuncien», comenta José Luis Lillo. «No nos queda más remedio que aguantar, pero la situación está muy mal y esto de la desescalada se va a hacer largo. Yo creo que pasará el verano y más. Mi temor es que cuando llegue el otoño se produzca un rebrote y volvamos otra vez a la estacada».

José Luis Martínez tampoco es optimista. Augura que, con el cierre de las aulas, muchas familias adelantarán el traslado a segundas residencias cuando se levante la actual prohibición y la ciudad se vaciará. La suspensión de concentraciones multitudinarias como el Medusa de Cullera que en los últimos años ha generado un repunte de la actividad en agosto plantea un verano bajo mínimos. «Si no hay actividad económica que aglutine al sector del taxi no hay servicio», comenta.

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