Las microreservas de flora son una iniciativa que puso en marcha la Generalitat Valenciana en 1994.Un decreto dio forma legal a una idea que buscaba proteger lugares pequeños pero muy ricos en flora endémica o amenazada. Hacia finales de 1998 y principios de 1999 se declararon las primeras microreservas de flora en tierras valencianas, siendo pioneros a nivel mundial con una innovadora fórmula para salvaguardar la biodiversidad silvestre.
Emilio Laguna, botánico que impulsó el proyecto, recordaba hace unos meses la importancia de las microreservas en la celebración del veinticinco aniversario de su nacimiento.
Con más de trecientas microreservas distribuidas por centenares de municipios de toda la geografía valenciana, en ellas se conservan poblaciones de gran parte de las plantas valencianas más singulares y amenazadas. Se trata de una zona de menos de veinte hectáreas de extensión, donde se trata de favorecer la conservación de las especies botánicas raras o las unidades de vegetación que la contienen. También pueden servir para dotar de mayor grado de protección legal y permanencia a parcelas experimentales de investigación o conservar los sitios donde por primera vez fueron descubiertas a nuevas especies para la ciencia.
