Quirófanos parados, UCIs llenas y, en general, una sensación de estar ejerciendo la Medicina en mitad de una guerra. Es lo que han dejado los peores días de la pandemia de coronavirus en la Comunitat Valenciana. El sistema sanitario en su conjunto se ha tenido que volcar en lo urgente, el coronavirus, y no sin dolor han tenido que aparcar lo importante como los trasplantes de órganos, en los que la Comunitat Valenciana era referente salvando vidas.

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha puesto cifras al cataclismo que ha supuesto la entrada en nuestras vidas del coronavirus. El ritmo de donaciones y trasplantes empezó a caer ya días antes de que se declarase el estado de alarma y desde ese momento hasta el 23 de abril la actividad en toda España quedó cuasi suspendida tras caer un 85 %. Se ha hecho lo muy urgente y poco más, solo 88 trasplantes en todo el país.

Es ahora, cuando la bajada gradual de las curvas van dando tregua (la de nuevos contagios pero sobre todo de hospitalizados graves por coronavirus) cuando los equipos de trasplantes de los principales hospitales españoles están empezando a retomar la actividad, también en la Comunitat Valenciana. «Hace unos diez días que hemos vuelto a estar activos. Hemos empezado con los trasplantes más vitales y en esta semana comenzaremos a trabajar también con el trasplante renal», según explica Rafael Zaragoza, coordinador autonómico de Trasplantes.

Bajo vigilancia extrema

Los hospitales valencianos están siendo de los primeros pero la actividad de donación y trasplante de órganos también se está empezando a retomar tímidamente en otras áreas como Asturias, Cantabria y Andalucía. Eso sí, con unas medidas de seguridad extremas. Realmente no se conoce qué potencial de transmisión tiene el virus a través de órganos o tejidos pero sí se sabe que si una persona trasplantada se contagia por coronavirus «tiene una mortalidad del 30 %».

Desde la ONT se organizó un comité de crisis que es el que ha establecido los criterios de biovigilancia a seguir. A los receptores se le hace la prueba de coronavirus para asegurar que están libres de la infección e incluso a todos los profesionales que participan en el trasplante en quirófano, «además se garantiza en los hospitales un circuito limpio de entrada, estancia y salida para ellos», concreta Zaragoza. Por supuesto, cualquier donante con la más mínima sospecha de tener covid19 está totalmente descartado. Si la PCR no es concluyente, se descarta totalmente la opción.

Esta es la principal razón de que en este tiempo la actividad se haya quedado en mínimos. «Como siempre decimos, sin donante no hay trasplante», recuerda el coordinador valenciano y, en este tiempo las UCI han estado ocupadas casi exclusivamente por pacientes covid-19. Desde el inicio de la pandemia hasta ahora, han tenido que ingresar en alguna UCI valenciana 694 personas por covid-19, más del doble de la capacidad de estas unidades. Esto ha dejado sin sitio a las UCI para albergar de forma segura a pacientes tan vulnerables y tampoco se estaba operando: los quirófanos también se ocuparon como zonas de críticos ante la sobrecarga del sistema.

Las cifras dan cuenta de esta caída. Si en la era precovid, se hacían 16,1 trasplantes de media al día en la C. Valenciana, en este periodo la cifra ha caído a 1,8 trasplantes al día. «Y demasiado se ha hecho», razona el experto. «En un mes normal teníamos de media 22 donantes. Desde que empezó el estado de alarma hasta esta semana han sido 7», añade. Con este parón, de enero a mayo la C. Valenciana suma 62 donantes. La caída impresiona si se compara con el año pasado: de enero a mayo de 2019 había el doble: 113 donantes y fueron 255 en todo 2019. Los pocos órganos que se donaron en este tiempo se aprovecharon mayoritariamente en otras comunidades: cuatro hígados y dos riñones viajaron a Asturias, por ejemplo. Para Zaragoza, el avance de la desescalada y cómo se comporte el virus en los próximos meses marcará el ritmo que puedan coger los equipos de trasplantes.

«Todo dependerá de qué capacidad tengamos en UCI, en quirófano y de que no haya rebrote. Si todo va según lo esperado, en tres meses podríamos volver a hablar de cifras normales», algo por lo que ya están trabajando.

Más de 4.800 pacientes en lista de espera

El parón obligado en la actividad trasplantadora ha dejado a la espera a casi 5.000 personas que en toda España estaban a la espera de recibir un órgano el pasado mes de enero. La gran mayoría esperaban para recibir un riñón (3.971 a 31 de diciembre de 2019) precisamente el órgano que más va a tardar en trasplantarse con normalidad al ser el menos vital ya que los pacientes pueden acudir a diálisis. Esperando un corazón había 149 españoles y 267, un pulmón. La directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Domínguez-Gil, explicó estos días que ante la bajada de actividad se estaban centrando los esfuerzos «en los pacientes que se encuentran en situación de urgencia».

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