El sector progresista del clero valenciano reprocha al cardenal Antonio Cañizares los elogios hacia la figura de Juan Cotino en su última carta pastoral. El Grup Cristià del Dissabte asegura que el prelado, con sus palabras, «desprecia la acción de la Justicia», además de mostrar «una visión de la misericordia de Dios que inquieta a buena parte de cristianos y cristianas». Se refieren en concreto a las frases de Cañizares donde alude al político fallecido por coronavirus «como una víctima de la persecución desatada contra su persona». Refiriéndose a Cotino, habla de «un hombre de Iglesia, una víctima de ese mundo tan viscoso de tramas políticas tan oscuras e injustas, cebadas en Valencia».

La carta, publicada en la revista Paraula, ha causado no poco desconcierto e inquietud en amplios sectores según el Grup del Dissabte. Aunque se considera legítimo el «gran afecto personal» de Cañizares hacia el que fue vicepresidente del Gobierno valenciano, presidente de las Corts Valencianes y director general de la Policía con el Partido Popular, para los más críticos «se ha sobrepasado cualquier medida razonable, buen criterio y prudencia pastoral». «Pobre favor se hace a la convivencia cívica y al Estado de Derecho», señalan. En ese punto, recuerdan a Cañizares que «contraponer la justicia civil y penal a la justicia divina es un despropósito que ninguna conciencia cristiana puede admitir».

En su reflexión semanal, Cañizares habla de Cotino como un «santo» o «mártir de la fe», cuando desde el Grup del Dissabte se recuerda que estaba siendo juzgado, junto a otras 22 personas, por adjudicaciones supuestamente irregulares a empresas, en la trama Gurtel de corrupción relacionada con el PP en la visita de Benedicto XVI a València en 2006. Causa que la Audiencia Nacional acordó archivar el pasado jueves debido al fallecimiento.

«Reconocer mártir de la fe al máximo responsable del comité organizador de la visita del Papa Benedicto XVI para el Encuentro Mundial de las Familias, una vez probado que hubo lucro indebido a terceras personas, no hace ningún servicio a la Iglesia. Y haber inculpado, en defensa propia, al Arzobispo de València de aquel tiempo y a un cardenal, las responsabilidades penales de los que habían quedado extinguidas por el fallecimiento de ambos, no es un signo de martirio sino una vulgar estrategia de defensa», destaca este sector crítico del clero.

La extensa carta incluye una fotografía de Cotino y otros fallecidos. En las últimas frases dedicadas al finado, la máxima figura de la Iglesia valenciana afirma: «Dios lo ha librado de una presunta condena por algo injusto que se pretendía contra él y Dios se lo ha llevado antes con Él, a la gloria del cielo, venciendo la muerte de la condena, librándole de las ataduras de la prisión, del banquillo de los jueces y de los medios y de la losa de mala fama que se pretendía poner encima de él; ¡qué bueno, misericordioso y compasivo es Dios!», concluye.