La Comunitat Valenciana se encamina a quedarse algo más huérfana de industriales en su tejido empresarial. Así lo apuntan las estadísticas oficiales que se utilizan para medir el impacto económico de la recesión derivada de la respuesta al coronavirus, como los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). De las 63.767 solicitudes de despidos temporales presentadas ante la Conselleria de Economía entre el 12 de marzo y el 3 de mayo, 5.227 se corresponden al sector industrial. Esta cifra supone el 8,19 % del total de expedientes, sólo superada por los servicios, que con 54.566 ERTE concentran el 85 % del total. A gran distancia se sitúan ya la construcción (5,8%) y la agricultura (0,4%).

Los servicios son los que más han recurrido a los ERTE, en una economía tan dependiente del sector terciario como la valenciano. Fueron los más castigados al inicio del estado de alarma, que obligó a cerrar comercios, establecimientos turísticos y de hostelería y restauración, entre otros. La industria valenciana, en cambio, pudo continuar con su actividad y esquivar los ajustes de empleo en los primeros momentos del confinamiento, sobre todo por el fuerte peso de la agroalimentación. Esta tenía condición de actividad esencial y podía producir y vender, al contar con una fuerte demanda.

Pymes

Pero el agravamiento de las restricciones a la movilidad de las personas y la caída de la demanda -por la menor renta disponible y por los cambios en los hábitos de consumo-, provocó que la industrias, sobre todo las pymes, también se lanzaran en masa a la presentación de ERTE.

Así, el 27 de abril, por ejemplo, es cuando se vislumbra esta tendencia y se superan las 5.000 industrias recurriendo a esta medida de flexibilidad. Antes no se había superado esta cota, ni tampoco el 8% del total de ERTE.

Josep-Antoni Ybarra, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alicante y miembro de la Cátedra Prospect Comunitat Valenciana 2030, teme que los ERTE supongan una nueva pérdida de influencia de la industria en la economía de la Comunitat. Ya pasó antes, cuando la burbuja inmobiliaria convirtió a parte de los industriales en promotores. O también cuando durante la gran recesión de 2008 prácticamente el 30% del tejido industrial valenciano desapareció «en cosa de un año». Ybarra considera a los ERTE del coronavirus como «el tercer golpe» a la industria. «Es pronto» para realizar cálculos de pérdida de industrias, «pero la cantidad de expedientes presentados augura una caída que puede ser significativa», explica en su informe «La industria valenciana, ¿una actividad sin futuro», presentado ayer. El catedrático indica que «el hundimiento industrial» valenciano ha contribuido a que la Comunitat se aleje «cada vez más de la media de renta y de bienestar del conjunto del Estado».