Es una cuestión «de piel», admitió Gabriél Rufián, de ERC, para explicar el rechazo de su partido a prorrogar la alarma. Una cuestión de piel: el pacto del Gobierno con Cs que permite mantener el estado de excepcionalidad. El tono crítico de Esquerra subió, pero sin romper los amarres con el Ejecutivo. Así, el intercambio entre ERC y Sánchez tuvo más de político que de científico o sanitario, como sucedió en toda la sesión parlamentaria, un mar de reproches partidistas cruzados de todos contra todos salvo alguna excepción constructiva. El republicano recordó a Sánchez que ocupa la Moncloa gracias a su apoyo y le afeó el «chantaje» de su dicotomía entre «estado de alarma o miseria o caos» porque, sostuvo, hay alternativas legales. Pero sobre todo le recriminó el acuerdo con la formación naranja y su unilateralidad. «Sin diálogo con ERC sencillamente no hay legislatura», avisó el republicano.