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Las 81 apasionantes vidas de la residencia de Dénia

El centro municipal, que se adelantó en las medidas de prevención y no ha registrado contagios, difunde las historias de lucha y emigración de sus residentes

Las 81 apasionantes vidas de la residencia de Dénia

La generación más valiente, la que hizo las maletas y emigró a Francia, Alemania o Argelia, la que luchó a brazo partido para sacar adelante a sus familias, es hoy un ejemplo. Los mayores han puesto en pie el estado del bienestar del que disfrutan sus hijos y nietos. Su entrega da fuerzas para hacer frente a la crisis del coronavirus.

La residencia municipal de Santa Llúcia de Dénia reivindica ahora las apasionantes historias de sus 81 residentes. «Queremos que la gente de la ciudad les ponga cara. Son sus vecinos. Cuando publicamos las historias en facebook se produce una gran empatía», explicó ayer la directora de la residencia, Eva López.

Esta iniciativa forma parte del plan de comunicación que el centro ha puesto en marcha para mantener el contacto de los residentes con sus familias. «Los estamos metiendo de lleno en la era digital. Les encanta. Nos dicen. 'dame eso que quiero hablar con mis nietos'. Y 'eso' es la tablet», señaló la directora, que recalcó que las videoconferencias se han convertido en la principal herramienta para mantener el contacto de los mayores con sus allegados.

Las historias que ya ha dado a conocer la residencia descubren a una generación heroica que dejó el pueblo o emigró al extranjero para sacar adelante a sus hijos. Retratan a mujeres que perdieron a sus padres o enviudaron muy pronto y, jovencísimas, se pusieron a trabajar. Lo sacrificaron todo. A estos mayores les tocó vivir la dura época de la posguerra y el hambre. Son un espejo en el que mirarse en estos duros tiempos del coronavirus.

Todas sus historias son fascinantes e inspiradoras. Un ejemplo: Antonio Simó Yaiza, que nació en 1929 en Vinaròs, fue mecánico naval y recorrió medio mundo a bordo de los navíos. Es un minucioso constructor de maquetas de barcos. La que hizo del San Felipe y regaló al rey Juan Carlos forma parte del Patrimonio Nacional. Sus maquetas se exponen en el Museu de la Mar de Dénia. En la residencia, aluden a esta pasión con bellas y marineras palabras: traslada a la miniatura «los sólidos baos, las anchas y arqueadas cuadernas y las robustas quillas».

La residencia de Santa Llúcia se adelantó en tomar medidas de prevención y blindarse. Los familiares entendieron que debían estar un tiempo sin visitar a sus mayores. Mientras, a través de facebook, cada día se lanzaba el mensaje «estamos bien» que, en los momentos más duros de la pandemia, cuando se ensañaba con los geriátricos, tranquilizaba enormemente a toda Dénia.

La gestión ha sido ejemplar. Pero la directora elude sacar pecho y advierte de que «todavía no se puede cantar victoria».

«Debemos seguir en guardia. En la desescalada, debemos continuar muy alerta. Los residentes, ahora que hace sol y los días son muy agradables, ya han empezado a realizar paseos por los jardines exteriores. Esas zonas están desinfectadas y ellos llevan mascarillas y guantes y guardan las distancias de seguridad. La residencia debe ser el último lugar en salir de esta situación excepcional», subrayó la responsable de este geriátrico municipal.

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