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La derecha endurece su discurso

El PP acusa al Consell de ocultar contratos y utilizar À Punt quince días después de tender la mano

Los diputados de la derecha, en la diputación permanente de las Corts, ayer. levante-emv

Algo ha cambiado en dos semanas en las Corts. El tono de colaboración y unidad política que impregnó la comparecencia de Ximo Puig para dar cuenta de la gestión de la pandemia se evaporó ayer. Los grupos de la derecha (con matices entre unos y otros, pero sin excepción) subieron a la tribuna en la segunda reunión de la diputación permanente con un discurso más agresivo. Que se aplicaran especialmente con el vicepresidente segundo y rostro de Podemos en el Consell, Rubén Martínez Dalmau, da indicios de que, además de motivaciones particulares, el partido de Pablo Iglesias representa el ogro para el centro derecha.

En estos quince días, la olla de presión que es la política madrileña ha rozado el punto de ebullición con la discusión sobre la prórroga del estado de alarma y algo de ese ambiente febril tenía que contaminar el paisaje valenciano.

Así, Alfredo Castelló, diputado popular de colmillo especialmente afilado, guardó las manos tendidas hace unos días y acusó al Consell de «borrar huellas» de los contratos de la pandemia, aplicar una «estrategia del silencio» y malgastar con À Punt y utilizarla políticamente. Incluso cargó contra los «sindicatos de clase» para elogiar a los de enfermeros, médicos y al CSIF, que «no pagan peajes». Todo ello antes de dirigirse a Martínez Dalmau, al que invitó a dimitir por su (no) gestión en Vivienda. Este departamento debería ser una dirección general y no una conselleria con sede independiente para reducir la estructura del Ejecutivo, defendió.

En esto último coincidió con la diputada de Ciudadanos Mamen Peris que, con otro tono, tampoco tendió la mano precisamente al último candidato de Unides Podem, del que dijo que se ha creado «una corte faraónica». No fueron casuales las varias referencias a Pablo Iglesias.

Que los representantes morados entraran al trapo contribuyó a encender la sesión. «Siento que el tono no sea el mismo que durante la gestión de la crisis», dijo el vicepresidente.

La sesión alcanzó el clímax de acaloramiento cuando Martínez Dalmau retó a la bancada del PP (menguada por las circunstancias del estado de alarma) a mirarle a la cara para recordar las ayudas al alquiler que su líder, Isabel Bonig, dejó pendientes en su etapa como consellera del ramo y espetarles: «Tienen la cara muy dura». «Una oposición destructiva falta de propuestas», resumió después la experiencia en las redes sociales.

También la síndica de Unides Podem, Naiara Davó, mostró su perfil más hosco con la derecha, especialmente la ultra, a la que acusó de hacer «política con la muerte».

La atmósfera no estuvo tan cargada minutos después con Vicent Marzà, pese a ser el titular de un área especialmente sensible para CS, PP y Vox como la educación. Pero el esfuerzo durante la crisis sanitaria del conseller por mantener canales abiertos con la oposición se ha notado. Ya se percibió hace quince días.

De momento, queda claro que los dos vicepresidentes, Mónica Oltra y Martínez Dalmau, son quienes encienden más a la derecha durante esta emergencia. Y es una realidad que la cámara no es una cápsula ajena a lo que sucede entre los partidos en Madrid. Tampoco es una sorpresa para el Ejecutivo valenciano, que a la espera de lo que venga intenta salvar el clima de unidad con la puesta en marcha ya de la comisión para el pacto de reconstrucción. Necesita unanimidad.

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